The Project Gutenberg eBook of La venganza de Don Mendo

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Title: La venganza de Don Mendo

Author: Pedro Muñoz Seca

Release date: May 21, 2015 [eBook #49013]

Language: Spanish

Credits: Produced by Josep Cols Canals, Roberto Marabini, Ramon
Pajares Box and the Online Distributed Proofreading Team
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*** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK LA VENGANZA DE DON MENDO ***

Nota de transcripción

Índice

Lista de ilustraciones


Book cover

[Pg 1]

LA VENGANZA DE DON MENDO


[Pg 3]

Pedro Muñoz Seca


LA VENGANZA DE DON MENDO

CARICATURA DE TRAGEDIA

EN CUATRO JORNADAS, ORIGINAL, ESCRITA
EN VERSO, CON ALGÚN QUE OTRO RIPIO


Estrenada, con gran éxito, en el Teatro de la Comedia, de Madrid,
la noche del 20 de Diciembre de 1918.


SEGUNDA EDICIÓN


MADRID
SUCESORES DE HERNANDO (EDITORES)
CALLE DEL ARENAL, 11.
1920


[Pg 4]

ES PROPIEDAD
Copyright by Pedro Muñoz
Seca, 1920.


Imprenta Helénica. Pasaje de la Alhambra, núm. 3, Madrid.


[Pg 5]

REPARTO

PERSONAJES ACTORES
Magdalena Sra. Jiménez.
Azofaifa Srta. Carboné.
Doña Ramírez Sra. Alba.
Doña Berenguela   Mesa.
Marquesa Srta. Redondo.
Duquesa   Rey.
Raquel Sra. Villa.
Ester Srta. León.
Rezaida   Lobo.
Aljalamita   Jiménez (J.)
Ninón   Caba.
Mencías   Delgado.
Don Mendo Sr. Bonafé.
Don Pero   Zorrilla.
Don Nuño   Espantaleón.
Moncada   González.
Abad }   Del Valle.
Don Alfonso VII
Bertoldino }   Asquerino.
Froilán
Clodulfo }   Moreno.
Girona
Don Lupo   Riquelme.
León   De Marcos.
Sigüenza }   Pereda.
Manfredo
Marcial   Morilla.
Alí-Faféz   Caba.
Don Juan }   García.
Don Lope
Don Gil }   Insúa.
Lorenzana
Don Suero }   Granja.
Aldana
Don Cleto }   Lozano.
Oliva
Don Tirso   Granja.

Damas, pajes 1.º y 2.º, heraldos 1.º y 2.º, tamborilero, pifanero, frailes, escuderos, ballesteros y halconeros.

NOTA.—Para facilitar el reparto de esta obra, sepan los directores de compañías que un mismo actor puede interpretar los papeles de Lorenzana, Abad y Alfonso VII; otro, los de Bertoldino, Clodulfo, Froilán y Alí-Faféz; otro, los de Aldana, Don Juan y Don Lope; otro, los de Oliva, Don Tirso y Don Lupo; y lo mismo ocurre con los de Sigüenza y Manfredo; León y Girona; Marcial y Don Suero, etc., etc.


[Pg 7]

A su querido amigo y protector el Excelentísimo Señor Don José Sánchez Guerra,

El autor.


[Pg 9]

JORNADA PRIMERA

Sala de armas del castillo de don Nuño Manso de Jarama, Conde del Olmo. En el lateral derecha, primer término, una puerta. En segundo término y en ochava, una enorme chimenea. En el foro, puertas y ventanales que comunican con una terraza. En el lateral izquierdo, primer término, el arranque de una galería abovedada. En último término, otra puerta. Tapices, muebles riquísimos, armaduras, etc., etc. Es de noche. Hermosos candelabros dan luz a la estancia. En la chimenea, viva lumbre. La acción, en las cercanías de León, allá en el siglo XII, durante el reinado de Alfonso VII.

Al levantarse el telón están en escena el CONDE DON NUÑO, MAGDALENA, su hija, DOÑA RAMÍREZ, su dueña, DOÑA NINÓN, BERTOLDINO, un joven juglar, LORENZANA, ALDANA, OLIVA, varios escuderos y todas las mujeres que componen la servidumbre del castillo, dos FRAILES y dos PAJES. El CONDE, en un gran sillón, cerca de la lumbre, presidiendo el cotarro, y los demás formando artístico grupo y escuchando a BERTOLDINO, que en el centro de la escena está recitando una trova.

[Pg 10]

NUÑO

(A BERTOLDINO muy campanudamente.)

Ese canto, juglar, es un encanto.

Hame gustado desde su principio,

y es prodigioso que entre tanto canto

no exista ningún ripio.

MAGDALENA

Verdad.

NUÑO

(A BERTOLDINO.)

Seguid.

BERTOLDINO

(Inclinándose respetuoso.)

Mandad.

NUÑO

(Enérgico a varios que cuchichean.)

¡Callad!

Ilustración

Don Nuño

BERTOLDINO

Oíd.

(Se hace un gran silencio y recita enfáticamente.)

Los cuatro hermanos Quiñones

a la lucha se aprestaron,

y al correr de sus bridones,

como cuatro exhalaciones,

hasta el castillo llegaron.

[Pg 12]¡Ah del castillo!—dijeron—.

¡Bajad presto ese rastrillo!

Callaron y nada oyeron,

sordos sin duda se hicieron

los infantes del castillo.

¡Tended el puente!... ¡Tendello!

Pues de no hacello, ¡pardiez!,

antes del primer destello

domaremos la altivez

de esa torre, habéis de vello...

Entonces los infanzones

contestaron: ¡Pobres locos!...

Para asaltar torreones,

cuatro Quiñones son pocos.

¡Hacen falta más Quiñones!

Cesad en vuestra aventura,

porque aventura es aquesta

que dura, porque perdura

el bodoque en mi ballesta...

Y a una señal, dispararon

los certeros ballesteros,

y de tal guisa atinaron,

que por el suelo rodaron

corceles y caballeros.

(Murmullos de aprobación.)

Y según los cronicones

aquí termina la historia[Pg 13]

de doña Aldonza Briones,

cuñada de los Quiñones

y prima de los Hontoria.

(Nuevos murmullos.)

NUÑO

Esas estrofas magnánimas

son dignas del estro vuestro.

(Suena una campana.)

BERTOLDINO

Gracias, gran señor.

NUÑO

(Levantándose solemne.)

¡Las ánimas!

(Todos se ponen de pie.)

Padre nuestro...

(Se arrodilla y reza.)

TODOS

(Imitándole.)

Padre nuestro...

(Pausa. La campana, dentro, continúa un breve instante sonando lastimosamente.)

NUÑO

Y ahora, deudos, retiraos,

que es tarde, y no es ocasión

de veladas ni saraos.

[Pg 14]Recibid mi bendición.

(Los bendice.)

Magdalena y vos, quedaos.

(MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ se inclinan y se colocan tras él, en tanto desfila ante el CONDE toda la servidumbre.)

Adiós, mi fiel Lorenzana

y Guillena de Aragón...

Buenas noches, Pedro Aldana.

Descansad... Hasta mañana,

Luis de Oliva... Adiós, Ninón...

(Quedan en escena el CONDE, MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ. Bueno, el CONDE, que ya es anciano, es un tío capaz de quitar, no digo el hipo, sino la hipoclorhidria; MAGDALENA es una muchacha como de veinte años, de trenzas rubias, y DOÑA RAMÍREZ una mujer como de cincuenta, algo bigotuda y tal.)

Ahora que estamos solos, oídme atentas.

Necesito que hablemos un instante

de algo para los dos muy importante.

(MAGDALENA toma asiento y el CONDE la imita, diciéndola sin reproche:)

Me sentaré, puesto que tú te sientas.

MAGDALENA

Dime, padre y señor.

[Pg 15]NUÑO

Digo, hija mía,

y al decirlo Dios sabe que lo siento,

que he concertado al fin tu casamiento,

cosa que no es ninguna tontería.

(MAGDALENA se estremece, casi pierde el sentido.)

¿Te inmutas?

MAGDALENA

(Reponiéndose y procurando sonreír.)

¡No, por Dios!

NUÑO

(Trágicamente escamado.)

Pues parecióme.

MAGDALENA

No extrañes que el rubor mi rostro queme;

de improviso cogióme

la noticia feliz... e impresionéme.

NUÑO

Has cumplido, si yo mal no recuerdo,

veinte abriles.

MAGDALENA

Exacto.

[Pg 16]NUÑO

No eres lerda.

Pues toda la familia está de acuerdo

en que eres mi trasunto, y si soy cuerdo,

siendo tú mi trasunto, serás cuerda.

Eres bella... ¿Qué dije? Eres divina,

como lo fué tu madre doña Evina.

MAGDALENA

Gracias, padre y señor.

NUÑO

Modestia aparte.

Sabes latín, un poco de cocina,

e igual puedes dorar una lubina

que discutir de ciencias y aun de arte.

Tu dote es colosal, cual mi fortuna,

y es tan alta tu cuna,

es nuestra estirpe de tan alta rama,

que esto grabé en mi torre de Porcuna:

«La cuna de los Manso de Jarama,

a fuerza de ser alta cual ninguna,

más que cuna dijérase que es cama.»

MAGDALENA

(Atajándole nerviosamente.)

¿Y con quién mi boda, padre, has concertado?

[Pg 17]NUÑO

Con un caballero gentil y educado

que es Duque y privado del Rey mi señor.

MAGDALENA

¿El Duque de Toro?...

NUÑO

Lo has adivinado,

El Duque de Toro, don Pero Collado,

que ha querido hacernos con su amor, honor.

MAGDALENA

¿Y te habló don Pero?...

NUÑO

Y don Pero hablóme

y afable y rendido tu mano pidióme,

y yo que era suya al fin contestelle;

y él agradecido besóme, abrazóme,

y al ver el agrado con que yo mirelle

en la mano diestra cuatro besos dióme;

y luego me dijo con voz embargada:

Dígale, don Nuño, que presto mi espada

rendiré ante ella, que presto iré a vella,

que presto la boda será celebrada

para que termine presto mi querella...

(Levantándose.)

[Pg 18]

Conque, Magdalena, tu suerte está echada,

mi palabra dada y mi honor en ella;

serás muy en breve duquesa y privada;

no puedes quejarte de tu buena estrella.

MAGDALENA

Gracias, padre, gracias.

NUÑO

Noto tu alegría.

MAGDALENA

Haré lo que ordenas.

NUÑO

De tu amor lo espero.

MAGDALENA

Puesto que lo quieres, seré de don Pero.

NUÑO

Serás de don Pero.

(La besa.)

Adiós, hija mía.

(Se va por la puerta de la derecha.)

MAGDALENA

(Aterrada, dejándose caer sin fuerzas en una silla, digo sin fuerzas, porque si se deja caer con fuerza puede hacerse daño.)

¡Ya escuchaste lo que dijo!...

[Pg 19]RAMÍREZ

Claro está que lo escuché,

y sólo a fuerza de fuerzas

me he podido contener,

que tal temblor dió a mi cuerpo,

tal hormiguillo a mis pies,

que no sé cómo don Nuño

no lo advirtió, no lo sé.

¡Casarte tú con el Duque

siendo amante del Marqués!...

¡Ser esposa de don Pero

la que de don Mendo es!...

¡Si el Marqués lo sabe!...

MAGDALENA

¡Calla!

RAMÍREZ

¡Si el Duque se entera!...

MAGDALENA

¡Bien!

RAMÍREZ

¡Si al Conde le dicen!...

MAGDALENA

¡Cielos!

[Pg 20]RAMÍREZ

¡Y si tú lo ocultas!...

MAGDALENA

(Nerviosa, cargada.)

¡Eh!

¡Basta ya, doña Ramírez!

¿No ves que sufro? ¡Rediez!

RAMÍREZ

Muda seré si lo ordenas.

Si lo mandas, callaré;

pero ante Dios sólo puedes

casarte con el Marqués,

porque al Marqués entregaste

tu voluntad y tu fe;

porque te pasas las noches

en tierno idilio con él;

porque esa escala maldita

le arrojaste una vez

sólo por darle una mano

y él se ha tomado los pies.

(A un gesto de MAGDALENA.)

No te ofendas, Magdalena,

mas yo sé, porque lo sé,

que la mujer que recibe

en su castillo a un doncel,

[Pg 21]con él se casa, o no tiene

todo lo que hay que tener.

MAGDALENA

Me insultas, doña Ramírez.

No sé cómo en mi altivez

me contengo.

RAMÍREZ

Reflexiona

que lo digo por tu bien.

MAGDALENA

¡Pero si ya no le amo;

si ya no tengo en él fe;

si es de mi padre enemigo!

¡Si no sé por qué le amé!

RAMÍREZ

El te idolatra.

MAGDALENA

¿Qué importa?

¿Qué puedo esperar de él,

si carece de fortuna

y no es amigo del Rey?

No, doña Ramírez, nunca:

no me conviene el Marqués.

Quiero triunfar en la corte,

[Pg 22]quiero brillar, quiero ser

algo que mucho ambiciono.

¡Quiero serlo y lo seré!

RAMÍREZ

¿Pero y don Mendo, señora?

MAGDALENA

Yo sabré librarme de él.

RAMÍREZ

¿Y si don Pero se entera

de aqueste engaño?

MAGDALENA

¿Por quién?

RAMÍREZ

¿Y si don Nuño?...

MAGDALENA

Mi padre

dió su palabra antiayer

al de Toro, y yo por fuerza

le tengo que obedecer.

(Suena dentro un laúd que toca el conocido cuplé de El Relicario.)

RAMÍREZ

Entonces...

[Pg 23]MAGDALENA

¡Calla!

(Escucha.)

RAMÍREZ

¡Dios mío!

¡Esa música!...

MAGDALENA

¡El Marqués!

Arroja presto la escala.

Déjame a solas con él.

(Se sienta pensativa. DOÑA RAMÍREZ abre una de las puertas del foro, se asoma a la terraza y arroja una escala.)

Quisiera amarle y no puedo.

Fué mi amor una mentira,

porque no es amor, es miedo

lo que don Mendo me inspira.

RAMÍREZ

(Haciendo mutis por la galería de la izquierda.)

Pues lo mandan, es razón

que sea muda, ciega y sorda,

pero me da el corazón

que aquí se va a armar la gorda.

(Vase. Por la puerta del foro que deja abierta [Pg 24]DOÑA RAMÍREZ, entra en escena DON MENDO, apuesto caballero como de treinta años, bien vestido y mejor armado.)

MAGDALENA

(Yendo hacia él y cayendo en sus brazos.)

¡Don Mendo!

MENDO

(Declamando tristemente.)

¡Magdalena!

Hoy no vengo a tu lado

cual otras noches, loco, apasionado...

porque hoy traigo una pena

que a mi pecho destroza, Magdalena.

MAGDALENA

¿Tú triste? ¿Tú apenado? ¿Tú sufriendo?

¿Pero qué estoy oyendo?

Relátame tus cuitas, ¡oh, don Mendo!

(Ofreciéndole una dura banqueta, bastante incómoda.)

Acomódate aquí.

MENDO

Preferiría

aquel, de cuero, blando catrecillo,

pues del arzón, sin duda, vida mía,

tengo no sé si un grano o un barrillo.

[Pg 25]

Ilustración

Magdalena

[Pg 26]MAGDALENA

¡Y has venido sufriendo!

MENDO

¡Mucho!... ¡Mucho!

MAGDALENA

¿Cómo no quieres, di, que te idolatre?

Apóyate en mi brazo, ocupa el catre

y cuéntame tu mal, que ya te escucho.

(Ocupa DON MENDO un catrecillo de cuero y MAGDALENA se arrodilla a su lado. Pausa.)

Ha un rato que te espero, Mendo amado,

¿por qué restas callado?

MENDO

No resto, no; es que lucho,

pero ya mi mutismo ha terminado;

vine a desembuchar y desembucho.

Voy a contarte, amor mío,

una historia infortunada:

la historia de una velada

en el castillo sombrío

del Marqués de la Moncada.

Ayer... ¡triste día el de ayer!...

Antes del anochecer

y en mi alazán caballero

[Pg 27]iba yo con mi escudero

por el parque de Alcover,

cuando cerca de la cerca

que pone fin a la alberca

de los predios de Albornoz,

me llamó en alto una voz,

una voz que insistió terca.

Hice en seco una parada,

volví el rostro, y la voz era

del Marqués de la Moncada,

que con otro camarada

estaba al pie de una higuera.

MAGDALENA

¿Quién era el otro?

MENDO

El Barón

de Vedia, un aragonés

antipático y zumbón

que está en casa del Marqués

de huésped o de gorrón.

Hablamos... ¿Y vos que hacéis?...

Aburrirme... Y el de Vedia

dijo: No os aburriréis;

os propongo, si queréis,

jugar a las siete y media.

[Pg 28]MAGDALENA

¿Y por qué marcó esa hora

tan rara? Pudo ser luego...

MENDO

Es que tu inocencia ignora

que a más de una hora, señora,

las siete y media es un juego.

MAGDALENA

¿Un juego?

MENDO

Y un juego vil

que no hay que jugarle a ciegas,

pues juegas cien veces, mil,

y de las mil, ves febril

que o te pasas o no llegas.

Y el no llegar da dolor,

pues indica que mal tasas

y eres del otro deudor.

Mas ¡ay de ti si te pasas!

¡Si te pasas es peor!

MAGDALENA

¿Y tú... don Mendo?

MENDO

¡Serena

escúchame, Magdalena,

[Pg 29]porque no fuí yo... no fuí!

Fué el maldito cariñena

que se apoderó de mí.

Entre un vaso y otro vaso

el Barón las cartas dió;

yo vi un cinco, y dije «paso»,

el Marqués creyó otro el caso,

pidió carta... y se pasó.

El Barón dijo «plantado»;

el corazón me dió un brinco;

descubrió el naipe tapado

y era un seis, el mío era un cinco;

el Barón había ganado.

Otra y otra vez jugué,

pero nada conseguí,

quince veces me pasé,

y una vez que me planté

volví mi naipe... y perdí.

Ya mi peculio en un brete

al fin me da Vedia un siete;

le pido naipe al de Vedia,

y Vedia pone una media

sobre el mugriento tapete.

Mas otro siete él tenía

y también naipe pidió...

y negra suerte la mía,

que siete y media cantó

[Pg 30]y me ganó en la porfía...

Mil dineros se llevó,

¡por vida de Satanás!

Y más tarde... ¡qué sé yo!

de boquilla se jugó,

y me ganó diez mil más.

¿Te haces cargo, di, amor mío?

¿Te haces cargo de mis males?

¿Ves ya por qué no sonrío?

¿Comprendes por qué este río

brota de mis lagrimales?

(Se seca una lágrima de cada ojo.)

Yo mal no quedo, ¡no quedo!

¡Quien diga que yo un borrón

eché a mi grey que alce el dedo!...

Y como pagar no puedo

los dineros al Barón,

para acabar de sufrir

he decidido... partir

a otras tierras, a otro abrigo.

MAGDALENA

(Ocultando su alegría.)

¿Qué me dices?... ¿Vas a huir?

MENDO

Voy a huir, pero contigo.

[Pg 31]MAGDALENA

¿Perdiste el juicio?

MENDO

No tal.

Resuelto está, vive Dios.

Y si te parece mal,

aquí mesmo, este puñal

(Saca un puñal enorme.)

nos dará muerte a los dos.

Primero lo hundiré en ti,

y te daré muerte, sí,

¡lo juro por Belcebú!,

y luego tú misma, tú,

hundes el acero en mí.

MAGDALENA

(Ocultando su miedo.)

Es que tú puedes pagar

con algo... que alguien te preste...

y luego para medrar

puedes partir con la hueste

que organiza el de Melgar.

Y yo aquí te aguardaría

y al Conde prepararía,

y al volver de tu cruzada

nuestra unión sancionaría.

[Pg 32]MENDO

¡Calla!

MAGDALENA

¡Sí!... ¿Qué piensas?

MENDO

¡Nada!

MAGDALENA

¡Salvado, don Mendo, estás!

Pagas las deudas, te vas,

luchas, vences, y al regreso

loca de amor me hallarás

aquí.

MENDO

¡Nunca!... ¡Nunca!...

MAGDALENA

¿Y eso?

MENDO

Porque... ¿cómo a pagar voy?

MAGDALENA

¿Cómo?

(Se dirige a un mueble y saca un estuche de orfebrería.)

Si ya tuya soy

y lo mío tuyo es...

(Le da el estuche.)

[Pg 33]

este collar que te doy

has de aceptarlo, Marqués.

MENDO

¡Dios santo!

MAGDALENA

Ve mi intención,

de rodillas te lo ruego,

véndelo, paga al Barón,

tu honor salva, y parte luego

a unirte al rey de Aragón.

MENDO

(Dudando.)

Es que...

MAGDALENA

Todo está arreglado.

MENDO

Pero mi honor...

MAGDALENA

No comprendo...

MENDO

Temo que algún deslenguado

lo sepa, y diga: don Mendo

es un vil y un desahogado,

que sin pizca de aprensión

aprovechó una ocasión

[Pg 34]que él creyó propicia y obvia

y pagó a cierto Barón

con alhajas de su nobvia.

Y me anulo y me atribulo

y mi horror no disimulo,

pues aunque el nombre te asombre

quien obra así tiene un nombre,

y ese nombre es el de... chulo.

MAGDALENA

¡Basta, don Mendo!

MENDO

¡No!... ¡No!...

MAGDALENA

(Trágica.)

¡O aceptas ese collar

que mi mano te donó,

o tú no me has de matar,

pues he de matarme yo!

(Ruido de espadas que chocan dentro.)

MENDO

¡Calla!

MAGDALENA

¿Qué es eso?... ¡Dios santo!...

MENDO

Al pie de este torreón

alguien riñe con tesón...

[Pg 35]RAMÍREZ

(Entrando en escena asustadísima.)

¡Ay, Magdalena! ¡Qué espanto!...

MENDO

¿Qué ocurre?

RAMÍREZ

(A MAGDALENA.)

¡Salva tu honor!

Un rufián o un caballero

a vuestro fiel escudero

ha puesto en fuga.

MAGDALENA

¡Qué horror!

RAMÍREZ

¡Y diciendo no sé qué,

por la escala está subiendo!

MAGDALENA

¡Tú tienes mi honor, don Mendo!

MENDO

Pues ten en mi espada fe.

Y de ese honor al conjuro,

juro que morir prefiero

a delatarte; lo juro

[Pg 36]por mi fe de caballero.

(Se van por la izquierda DOÑA RAMÍREZ y MAGDALENA. Pausa. DON MENDO desenvaina su espada y se emboza.)

¡Por vida!... Si hay que luchar

y lucha habrá, si hay quien luche

puede estorbarme el estuche...

el estuche del collar.

(Arroja el estuche al suelo y se cuelga el collar del brazo.)

(Por el fondo, y también embozado, entra DON PERO, por una de las ventanas, y se detiene al ver a DON MENDO.)

¿Quién se acerca inoportuno?

PERO

¡Uno!

MENDO

¿Sabe qué suerte le cabe?

PERO

¡Qué sabe!

(Saca la espada.)

MENDO

¿Y qué le impulsó a subir?

PERO

¡Reñir!

[Pg 37]MENDO

¿Dijo reñir o morir?

PERO

Reñir y matar si cabe,

que entró por ese arquitrabe

uno que sabe reñir.

MENDO

Morirás, ¡rayos y truenos!

PERO

¡Menos!

MENDO

Que mi espada vidas roba.

PERO

¡Coba!

MENDO

¿Eres juglar o escudero?

PERO

¡Caballero!

MENDO

Entonces con más esmero.

PERO

Pues vamos presto a reñir,

que no os tenga que decir

menos coba, caballero.

[Pg 38]MENDO

Decid cuál es vuestro nombre.

PERO

¿Mi nombre queréis? ¡Pardiez!

Pues... un hombre.

MENDO

¿Sólo un hombre?

PERO

Uno que vale por diez.

MENDO

¡Vive el cielo!... ¡Venga el duelo!...

PERO

¡Vive Dios!... ¡Aunque sean dos!...

MENDO

Habéis de medir el suelo.

PERO

Habéis de medirlo vos.

MENDO

¡Por mi dama! ¡Vive el cielo!...

PERO

¡Por mi dama! ¡Vive Dios!...

(Cruzan las espadas y se acometen fieramente. [Pg 39]Dentro gritan pidiendo socorro MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ.)

MENDO

(Haciendo alto y mirando hacia ambos laterales temerosamente.)

(Voces, ayes, luces, ruido...

Si me ven, está perdida

y yo con ella perdido...

Hay que buscar la salida...)

¡Paso franco!

PERO

(Gritando.)

¡Ah de la casa!

MENDO

¡Paso!

PERO

Lo impide mi acero.

MENDO

¡Paso digo, caballero!

PERO

Yo digo que no se pasa.

MENDO

¡Por favor!...

PERO

¡No hay compasión!

No salís, lo he decidido.

[Pg 40]MENDO

(Desesperado.)

(¡Y vienen!... ¡Sí! ¡Estoy perdido!)

¡Paso!

PERO

¡Nunca!

MENDO

¡Maldición!

(Se emboza y queda con la espada desnuda en el centro de la escena. En el foro, también embozado y espadi-desnudo queda DON PERO. Por las distintas puertas y galerías entran todos los personajes que había en escena al comenzar el acto. Vienen muchos de ellos con armas y otros con hachones encendidos. MAGDALENA se presenta con el pelo suelto, como si se acabara de levantar, y sostenida por DOÑA RAMÍREZ.)

LORENZANA

¿Quién llama?

ALDANA

¿Quién grita?

OLIVA

¿Qué ocurre?

[Pg 41]

Ilustración

Bertoldino

[Pg 42]NINÓN

¡Dios santo!

BERTOLDINO

¿Qué es esto?

¡Dos hombres

espadas en mano!...

LORENZANA

¡Dos hombres!...

RAMÍREZ

¡Qué espanto!

NINÓN

¡Qué miedo!

MAGDALENA

¡Qué horror!

BERTOLDINO

(Por DON NUÑO.)

¡El Conde!

NUÑO

(Entrando en escena con la espada desnuda.)

¡Silencio!

¡Atrás todo el mundo!

Que sólo a mí toca

defender mi honor.

(Avanzando sublime.)

Aunque anciano, matar a los dos puedo,

[Pg 43]que cuando empuño la tajante espada,

ni nadie supo resistir, ni nada

logró borrar la máxima sagrada

que hice grabar en su hoja de Toledo.

«Viva mi dueño», dice como un grito.

«Viva su madre», añádese en el puño;

y yo ambos gritos con valor repito,

que está para cumplir lo en ella escrito

el brazo de granito de don Nuño.

¡Presto!... ¡Fuera el embozo!... ¡Presto fuera!

¡Explicad por qué estáis en mi castillo!...

¿Quién sois? ¿A qué venís?

PERO

(Desembozándose y avanzando un paso altaneramente.)

Es muy sencillo.

TODOS

El de Toro.

NUÑO

¡Gran Dios!

MAGDALENA

(A DOÑA RAMÍREZ.)

¡El Duque era!

NUÑO

Un rayo que a mis plantas cayese de la altura...

un sol que a media noche luciera en la negrura...

[Pg 44]un cuervo que trocase su negror en albura...

extrañáranme menos que esta loca aventura.

¡El de Toro en mi casa de tan rara manera!...

Ocultas por el manto la faz y la cimera...

con la espada desnuda y la voz altanera...

violando mi castillo, mi honor y mi bandera.

PERO

Tu honor, nunca, don Nuño, porque tu honor es mío,

y por serlo, don Nuño, vine a tu señorío,

y te juro, don Nuño, que no vine en baldío.

NUÑO

No entiendo.

PERO

Pues yo mesmo te explicaré este lío.

Al despuntar el día,

y en unión de mi paje Ginesillo,

dejé la Corte y vine a tu castillo,

para ver a su dueña, y dueña mía,

cuya regia hermosura me enamora.

Llegué de noche, mas llegué en buen hora,

porque cuando a llamar me disponía

vi una escala de cuerda que pendía

de esa terraza, y que a sus pies estaba

un hombre que a la escala defendía.

Quise saber lo que aquel hombre hacía

y quién era el doncel que aquí se hallaba,

[Pg 45]y a quién la escala, ¡vive Dios!, servía

y qué mano la echaba

y qué mano después la recogía.

Que ya que aquí moraba

la dama que el amor me destinaba,

era muy justo hacer lo que pensaba

y muy justo saber lo que quería.

Puse en fuga al follón que me estorbaba,

subí y entré, y en esta estancia había

un hombre, y cuando yo con él reñía

llegasteis... y eso es todo. Agora espero

que me digáis con claridad de día

qué aguarda y qué hace aquí tal caballero.

NUÑO

(A DON MENDO.)

¡Hablad!

(DON MENDO ni le mira.)

¿Calla?...

(Terriblemente.)

¡¡Magdalena!!

¡Esa escala en una almena!...

MAGDALENA

¡Padre! ¿Qué piensas de mí?

NUÑO

¿Eres inocente?

[Pg 46]MAGDALENA

(Con grandísima energía.)

¡¡Sí!!

¡Pura como la azucena!...

Tú mesmo has de verlo aquí,

en mis ojos, clara luna,

de donde tú siempre lees.

NUÑO

(Amenazador.)

Entonces... voy a armar una

de las de no te menees.

(Muy enérgico.)

¡A ver, pronto! ¿Quién la escala

a ese embozado arrojó?

MENDO

Yo mesmo.

NUÑO

¿Qué dices?

MENDO

¡Yo!

NUÑO

No es posible.

MENDO

Nadie iguala

mi destreza en el trepar[Pg 47]

para una torre invadir.

Excusaos de preguntar:

yo la eché para bajar,

no la usé para subir.

Por las grietas del torreón

trepé cual una raposa,

que eso en mí, Conde, no es cosa

que llame ya la atención;

pero como en el descenso

suele más peligro haber,

y yo, cuando subo, pienso

que tengo que descender,

llevo siempre a previsión

una escala de garduño

y esa es la escala, don Nuño,

que pende del torreón.

NUÑO

¿Y a qué subisteis?

MENDO

Señor...

NUÑO

No acabo de imaginar.

¿Fué el amor?...

MENDO

No fué el amor.

[Pg 48]NUÑO

Entonces...

MENDO

Subí a robar.

(Asombro en todos.)

NUÑO

¡Miserable!... ¡Presto, a él!...

MENDO

¡Quietos!... Infeliz de aquel

que intentare, ¡ay Dios!, llegar

a don Mendo Salazar

y Bernáldez de Montiel.

(Se desemboza.)

NUÑO

¿Ladrón vos, don Mendo? ¿Vos?

RAMÍREZ

(Aparte a MAGDALENA.)

Por salvarnos a las dos

ya ves, su infortunio labra.

MENDO

(De salvarla di palabra,

y la cumplo, vive Dios.)

[Pg 49]NUÑO

Un Marqués cual vos, ¡qué afrenta!

¿Cuándo vióse acción tan doble?

MENDO

Nunca ha de faltar un noble

que robe más de la cuenta.

NUÑO

¿Pero vos?...

MENDO

Y a fuer de honrado,

antes de rendir la espada

que mi delito ha manchado

quiero confesar, que nada

de amor hame aquí arrastrado.

PERO

¡No! ¡No!... ¡Nunca lo creeré!

LORENZANA

Ni yo.

MAGDALENA

¿Qué decís?

PERO

¡No sé!

Permitid que en creerlo luche.

[Pg 50]MAGDALENA

(Recogiendo del suelo el estuche que tiró DON MENDO.)

Mirad... hay aquí un estuche.

NUÑO

El de tu collar.

MAGDALENA

¡Sí!

PERO

¿Eh?

MENDO

Como tan poco valía

no lo quise para mí.

PERO

¿Pero y el collar?

MENDO

(Enseñándolo.)

¡Aquí!

PERO

¡Era verdad!

NUÑO

Lo tenía.

MENDO

Tomadlo, y perdón, señora,

[Pg 51]si os lo quise arrebatar.

(Le da el collar.)

MAGDALENA

(A PERO.)

¿Estáis convencido ahora

de que vino aquí a robar?

PERO

Convencido y dolorido

de haber dudado de vos,

y os pido en nombre de Dios

para mi crimen olvido.

Pronto mi esposa os haré

como ya está concertado.

¿Me perdonáis?

MAGDALENA

¡Perdonado!

MENDO

(¡Santo cielo! ¿Qué escuché?

Ella su esposa. ¡Su esposa!...

Si tal es verdad, estimo

que salvándola hice el primo

de una manera espantosa.

Pronto he de saberlo, sí,

que he de preguntarle yo

[Pg 52]y he de arrancarle...

(Conteniéndose.)

Mas ¡oh!

¿Y la palabra que di?)

NUÑO

Presto, tomadle la espada

y a un calabozo sombrío

llevadle.

PERO

(Rendidamente a MAGDALENA.)

¡Prenda adorada!

MAGDALENA

(Idem.)

¡Don Pero!... ¡Don Pero mío!...

MENDO

(Enloquecido.)

(¡Ah! ¡No! Mi venda cayó!

¡He de confesarlo aquí!...

(Conteniéndose de nuevo.)

¡Pero no es posible, no!

¡Dios santo! ¿Qué iba a hacer yo?

¿Y la palabra que di?)

NUÑO

Sujetadle.

[Pg 53]MENDO

¡Atrás, follones!

Que sólo así un caballero

puede entregar el acero

que combatió en cien acciones.

(Rompe la espada y arroja los pedazos al suelo.)

NUÑO

¡Vive Dios, que tal pujanza

ni tal orgullo comprendo!

MENDO

(Sujeto ya fuertemente por LORENZANA, ALDANA y OLIVA.)

¡Venganza, cielos, venganza!

(Mirando al cielo.)

Juro, y al jurar te ofrendo,

que los siglos en su atruendo

habrán de mí una enseñanza,

pues dejará perduranza

la venganza de don Mendo.

(Cae desmayada MAGDALENA. Inician el mutis los que conducen a DON MENDO, y cae el telón.)

FIN DE LA JORNADA PRIMERA


[Pg 54]

JORNADA SEGUNDA

Interior de la torre abovedada que sirve de prisión a don Mendo. Una claraboya en el foro, cerca del techo, y una puerta en el lateral izquierda. Al levantarse el telón amanece.

Está en escena DON MENDO, recostado sobre un mal camastro. No hay en escena más muebles que el susodicho camastro y un par de taburetes toscos.

MENDO

(Incorporándose, restregándose los ojos y mirando a la claraboya.)

Ya amanece. Por esa claraboya

las luces del crepúsculo atalayo:

pronto entrará del sol el puro rayo

que a las sombras arrolla

y en bienestar convierte mi desmayo...

(Por la claraboya entra triunfante un rayo de sol.)

¡Sí!

(Levantándose.)

[Pg 55]¡Ya el rayo destella!...

¡Ya mi prisión se enjoya de luz bella!...

¡Ya soy dueño de mí!... ¡Ya bien me hallo!...

(Canta un gallo dentro, lejos.)

¡Ya trina el ruiseñor!... ¡Ya canta el gallo!...

(Pausa.)

¡Trece de Mayo ya!... ¡Quién lo diría!

Llevo en esta prisión un mes y un día,

sin por nadie saber lo que acontece...

(Estremeciéndose.)

¡Y hoy es martes, gran Dios!... ¡Martes y trece!...

¿Por qué el terror invade el alma mía?

¿Por qué me inspira un miedo extraordinario

esa cifra, ¡ay de mí!, del calendario?

(Como loco.)

¡Ah, no, cifra fatal!... No humillaréis

el valor de don Mendo; no podréis;

todos iguales para mí seréis...

¡Trece, catorce, quince y diez y seis!

(Pausa.)

¿Moriré sin venganza? ¡Cielos! ¡Nunca!

Ha de morir la que mi vida trunca

y morirá a mis manos... Mas, ¿qué exclamo?

¿Cómo podré matalla, si aún la amo?

Acaso por salvarse aquella noche

aceptó del de Toro sin reproche

el amor y la fe y el galanteo...

[Pg 56]Mas aquel «Pero mío», aquel sobeo

delante de mi faz, estuvo feo;

porque él llegó a palpalla,

que yo lo vi con estos ojos, ¡ay!

y ella debió oponerse, ¡qué caray!,

al ver lo que yo hacía por salvalla.

(Escuchando hacia la derecha.)

Oigo pasos. Acaso

es Magdalena que en amor se abrasa

o el carcelero vil, que con retraso

tráeme el bollo de pan que él mismo amasa...

(Viendo que la puerta se abre y que aparece en el umbral CLODULFO, viejo mal encarado y cetrino, que trae un gran pan y un cántaro.)

Es el vil carcelero.

CLODULFO

¿Paso?

MENDO

(Desalentado.)

Pasa.

Ilustración

D.ª Ramírez

(CLODULFO deja en escena el pan y el cántaro y se dispone a hacer mutis.)

¿Hoy también viejo Clodulfo

habrás de guardar silencio?

¿Hoy tampoco mis preguntas

habrán en tus labios eco?

[Pg 58]¿Cuándo saldré de esta torre?

¿Pronto o tarde? ¿Vivo o muerto?

¿No sabré tampoco hoy

lo que con ansias espero?

CLODULFO

Hoy lo sabrás.

MENDO

¿Por fin hablas?

CLODULFO

Hablo ya, porque hablar puedo,

que hoy de gala está el castillo

y hoy es día grande, don Mendo.

MENDO

¿Día grande?

CLODULFO

Más brilla el sol

hoy que ayer, aun siendo el mesmo.

MENDO

¿Pues qué ocurre?

CLODULFO

Que el privado

del Rey don Alfonso séptimo,

el noble duque de Toro

[Pg 59]y conde de Recovedo,

señor de catorce villas,

seis castillos y un convento,

a las nueve ha de casarse

con Magdalena...

(Al ver que DON MENDO medio se desvanece.)

¡Don Mendo!

(Acude a él y le sujeta.)

¿Qué mal os dió que os pusisteis

pálido, convulso y trémulo?...

MENDO

(Reponiéndose y después de una breve pausa.)

Nada, Clodulfo, un vahído,

un malestar, un mareo,

una locura, un repente,

una turbación, un vértigo...

Mas ya pasó por ventura.

CLODULFO

Yo creo que estáis neurasténico.

MENDO

Tal vez; ¡ay de mí! Mas sigue,

viejo Clodulfo. Ha un momento

decías...

CLODULFO

Que Magdalena

[Pg 60]hoy se casa con don Pero

y está don Nuño gozoso

y galas del gozo haciendo

ha mandado que las puertas

queden francas a sus deudos;

y que la despensa se abra

y que corra el vino añejo,

y que en la más alta torre

luzca el pendón de su abuelo,

que no hay un pendón más grande,

ni más noble, ni más viejo.

Colgada está ya la iglesia;

en fiestas arde ya el pueblo;

y los tres primos del Conde,

don Juan, don Tirso y don Crespo,

llegaron esta mañana

desde Pravia, con su séquito.

MENDO

(Dejándose caer, abatido, en el camastro.)

¡Que ella se casa!... ¡¡Se casa!!...

¡Y yo en esta torre preso,

haciendo el primo!... ¿Qué dije?

El primo es poco... ¡el canelo!...

¡Martes y trece, por algo

os tomé aborrecimiento!...

[Pg 61]CLODULFO

¿Qué os sucede?...

MENDO

Nada, nada...

CLODULFO

¿Es que teméis?

MENDO

¡Nada temo!

CLODULFO

Pensé que...

MENDO

(Altivo.)

Pensaste mal.

CLODULFO

Os vi temblar...

MENDO

¡Yo no tiemblo!

Nada en la vida, Clodulfo,

hizo temblar a don Mendo.

CLODULFO

Perdonad, marqués de Cabra,

si mis frases os hirieron...

[Pg 62]MENDO

Perdonado estás, Clodulfo;

y agora, si no es secreto,

dime qué suerte me espera

y dilo sin titubeos,

bueno o malo, lo que fuere.

¡Qué me importa, vive el cielo!

Cuando hace un rato, ¡ay de mí!

no rodé a tus plantas muerto,

es que un rayo no me mata.

Habla, por Dios, habla presto.

CLODULFO

¿Tendréis valor?...

MENDO

(Altivísimo.)

¿Olvidaste

que te escucha un caballero?

CLODULFO

Pues bien, el conde don Nuño

vuestra prosapia atendiendo,

pensó sacaros los ojos

y daros libertad luego;

pero terció Magdalena...

MENDO

¡Magdalena!... ¡Blando pecho

[Pg 63]que envidia diera a las aves!...

¡Corazón de suaves pétalos!...

¡Alma pura, cual la linfa

del transparente arroyuelo!...

¡Magdalena!... ¡Magdalena!...

¡Ave, rosa, luz, espejo,

rayo, linfa, luna, fuente,

ángel, joya, vida, cielo!...

¿Y dices que ella terció?...

CLODULFO

Terció y os hizo mal tercio,

porque pidió que la lengua

os arrancasen primero

y que os cortasen las manos

y que mudo, manco y ciego

en esta torre quedaseis

para siempre prisionero.

MENDO

¡¡Mientes!!

CLODULFO

¡No!

MENDO

¡Mientes te digo!

¡Infame sayón!

[Pg 64]CLODULFO

(Amenazador.)

¡Don Mendo!...

MONCADA

(Entrando en escena.)

¡Vive Dios, que hasta en prisiones

y con vuestro carcelero

habéis de reñir!

MENDO

(Asombrado.)

¡Moncada!

¿Pero sois vos?

MONCADA

En efeto.

CLODULFO

(¡El de Moncada en la torre!...)

MONCADA

(A CLODULFO.)

Dejadnos, buen hombre.

CLODULFO

(Sin moverse.)

Eso...

MONCADA

(Imperioso.)

¡Dejadnos digo!

[Pg 65]CLODULFO

(Resistiéndose.)

Es que yo...

MONCADA

Si desenvaino el acero,

vais a quedar en la torre,

pero vive Dios, que muerto.

CLODULFO

(Temeroso.)

Pues que así lo suplicáis,

señor Marqués... obedezco.

(Se va, cerrando la puerta.)

MONCADA

Aunque cierre no me importa:

me abrirán mis escuderos.

(Este MARQUÉS DE MONCADA es joven y apuestísimo.)

MENDO

(Que aún no ha vuelto de su asombro.)

En vano pretendo, Marqués de Moncada,

hallar las razones que aquí os han traído.

MONCADA

¿No sois por ventura, mi buen camarada?

[Pg 66]MENDO

¿Camarada vuestro quien ha delinquido?

Perpetrando un robo me vi sorprendido,

así plugo al cielo o al Hado... o al Hada,

y no creo, Moncada, que ganéis vos nada,

siendo camarada de quien a su espada

ha infido, escupido, torcido y rompido.

MONCADA

(Sonriente.)

Mentís.

MENDO

¿Qué decís?

MONCADA

Mentís.

Y vos de vos os reís,

como yo me río de vos.

MENDO

No comprendo qué decís.

MONCADA

Será porque no querís,

que está claro, ¡vive Dios!

MENDO

Siempre fuisteis enigmático

y epigramático y ático

[Pg 67]y gramático y simbólico,

y aunque os escucho flemático

sabed que a mí lo hiperbólico

no me resulta simpático.

Habladme claro, Marqués,

que en esta cárcel sombría

cualquier claridad de día

consuelo y alivio es.

MONCADA

Claro he de hablar, a fe mía.

Si vos fueseis un ladrón,

o por ladrón yo os tuviera,

juro a Dios, que os escupiera

a la frente, con razón;

y en vez de en esta prisión

hallarme, cual ahora ve,

sin fe en vos ni en nadie fe,

a vuestra amistad y afeto

puesto hubiera con respeto

el consabido R. I. P.

Mas sé, Marqués... ¡lo sé yo!,

que en esta torre cautivo

está un caballero altivo

que nunca en robar soñó;

que si en un castillo entró,

no entró en él para robar

[Pg 68]el aljófar de un collar

que aun valiendo es baladí,

sino que entró en él...

MENDO

(Imperioso.)

¡¡No!!

MONCADA

(Idem y achicándole.)

¡¡¡Sí!!!

Yo lo juro... ¡para amar!

MENDO

¡Miente quien tal cosa diga!

MONCADA

El que confeséis no espero,

pues sé que sois caballero

y a enmudecer os obliga

algo que os ata y que os liga.

Pero, por casualidad,

sin traición a la lealtad,

que tal cosa en mí no cabe,

como todo al fin se sabe,

yo he sabido la verdad.

MENDO

(Irónico.)

¿Con la verdad disteis?

[Pg 69]MONCADA

Di.

MENDO

¡Pues suerte tuvisteis!

MONCADA

¡Oh!

MENDO

¿Y si os engañaseis?

MONCADA

¡No!

MENDO

¿Estáis bien seguro?

MONCADA

¡Sí!

MENDO

¿Acaso visteis?...

MONCADA

¡Lo vi!

MENDO

¿Y sabéis que yo?...

MONCADA

¡Lo sé!

[Pg 70]MENDO

¿Pero cómo?...

MONCADA

Os lo diré:

Mas por Dios tranquilizaos.

MENDO

Estoy tranquilo. Sentaos.

MONCADA

Muchas gracias.

MENDO

No hay de qué.

(Se sientan los dos. Pausa.)

MONCADA

Ha de antiguo la costumbre

mi padre, el Barón de Mies,

de descender de su cumbre

y cazar aves con lumbre:

ya sabéis vos cómo es.

En la noche más cerrada

se toma un farol de hierro

que tenga la luz tapada,

se coge una vieja espada

y una esquila o un cencerro,

a fin de que al avanzar

[Pg 71]el cazador importuno

las aves oigan sonar

la esquila y puedan pensar

que es un animal vacuno;

y en medio de la penumbra

cuando al cabo se columbra

que está cerca el verderol,

se alumbra, se le deslumbra

con la lumbre del farol,

queda el ave temblorosa,

cautelosa, recelosa,

y entonces, sin embarazo,

se le atiza un estacazo,

se le mata, y a otra cosa.

MENDO

No es torpe, no, la invención;

mas un cazador de ley

no debe hacer tal acción,

pues oyendo el esquilón

toman las aves por buey

a vuestro padre el Barón.

MONCADA

Es verdad. No había caído...

vuestra advertencia es muy justa

y os agradezco el cumplido.

[Pg 72]¡El Barón, por buey tenido!...

No me gusta; no me gusta.

MENDO

¿Y a qué viene, ¡vive el cielo!,

cuando tan grande es mi duelo

esa conseja endiablada

del cencerro y de la espada

y del farol y del celo?

MONCADA

Viene, amigo, a que el Barón,

cierta noche que cazaba

con la luz y el esquilón,

vió una escala que colgaba

de no sé qué torreón.

MENDO

Acaso el Barón soñaba...

MONCADA

Y otra noche, vió algo más.

MENDO

¿Qué me decís, vive Dios?...

MONCADA

Que vió... soñando quizás

que echaron la escala... y zás,

por ella bajasteis vos.

[Pg 73]

Ilustración

Don Mendo

[Pg 74](DON MENDO baja los ojos y se deja caer abatidísimo en su camastro.)

Y esto, don Mendo, tal vez

por alguien se ha comentado,

y al de Collado ha llegado,

y don Pero, que es un pez,

está por vos escamado.

Y como al cabo no es bobo,

de Magdalena abomina

y, lógicamente, opina

que la comedia del robo

sólo fué una pantomima.

Y ella, que anhela el sosiego

o que ve perder su juego

y en casarse tiene prisa,

quiere que quedéis ¡qué risa!

preso, mudo, manco y ciego.

Pero no será ¡no! ¡No!

Que aunque vos, Marqués de Cabra,

a ella le disteis palabra

de salvalla, hablaré yo.

Mas para hablar, sólo espero

vuestra indicación somera.

MENDO

¿Y es caballero el que espera

que no sea yo caballero?

[Pg 75]MONCADA

¿Y es caballero, Marqués,

el que por una perjura

muere vilmente?

MENDO

Lo es:

mi palabra os lo asegura,

y soy leonés.

MONCADA

Basta, pues.

Y en premio de esa hidalguía

que en vos es norte y es guía;

en premio de ese valor,

tomad esa daga mía.

(Le da una daga.)

Os la da un hombre de honor.

Ponedla oculta y salvaos

si ocasión para ello habéis;

y si a la afrenta teméis,

de una muerte vil, mataos,

porque es tan grande la insidia,

la perfidia y la falsidia

del mundo, que casi envidio

al que apelando al suicidio

toma un arma y se suicidia.

[Pg 76]MENDO

(Abrazándole conmovido.)

¡Marqués de Moncada! ¡Hermano!

¡Permitid que os dé ese nombre!...

MONCADA

¿Os afectáis?

MENDO

No os asombre,

que este dolor sobrehumano

en niño convierte a un hombre.

Gracias mil por el puñal:

gracias mil, porque mi mal

será por él menos cruel,

pues muy pronto, amigo fiel,

habré de hundírmelo en el

quinto espacio intercostal.

Y cuando os hablen de mí,

decid, Marqués, decid vos

que caballero morí,

pues una palabra di

y la cumplí, vive Dios.

(Le abraza de nuevo.)

CLODULFO

(Entrando muy azorado y muy nervioso, a MONCADA.)

Salid, caballero,

[Pg 77]salid a seguida

porque de no hacello

mi vida peligra.

MENDO

¿Qué ocurre?

MONCADA

¿Qué pasa?

CLODULFO

Nadie se lo explica.

MENDO

Hablad.

CLODULFO

Que la novia

ya estaba vestida

aguardando al Duque

y a su comitiva

y el Abad mitrado

calada la mitra

aguardando a entrambos

en la sacristía,

cuando de repente

las tropas avisan

que llega el de Toro;

y el de Toro arriba,

sin pajes, ni escoltas,

[Pg 78]ni bandas, ni insignias.

Llega tembloroso;

pálido de ira;

echando venablos

y tacos y ristras,

y dice a la novia:

«¡Perjura!... ¡Maldita!...

¡Fuiste de don Mendo

la amante y la amiga;

y tú le idolatras

y por él suspiras;

lo sé, miserable,

de muy buena tinta!»...

«¡Mientes!»—grita ella.

«¡Falso!»—el Conde grita,

y los tres Pravianos,

rugiendo de ira,

al de Toro quieren

segarle la vida.

«¡Callen todos!»... dice

ella enfurecida.

«¿Quieres que te pruebe

que aquesto es mentira?»

«Si me lo probaras

yo me casaría.»

«Pues ven a la torre

que el cautivo habita,

[Pg 79]ven a la su cárcel

y en su cárcel misma

yo sabré librarte

de tanta falsía.»

Y ya suben todos

escalera arriba...

MONCADA

¡Valor, pobre amigo!

(Se abrazan.)

CLODULFO

Salid en seguida.

MENDO

¡Adiós! ¡Hasta nunca!

CLODULFO

¡Que ya se avecinan!

MONCADA

¿Hablaréis?

MENDO

Primero

me arranco la vida.

(Se van MONCADA y CLODULFO. DON MENDO queda alicaidísimo.)

¡Voy a verla! Sí ¿Qué incoa

[Pg 80]mi espíritu? Lo que incoe

ya mi cerebro corroe.

¿Mas qué importa que corroa?

¡Aspid que en mi pecho roe,

prosigue tu insana roa

que aunque soy digno de loa

no he de ser yo quien se loe!

¡Fuerzas, cielos, porque al vella

querré matalla y mordella

y eso sería delatalla!

¡Juro a Dios que he de miralla

y escuchalla sin vendella!

Mas si juré no perdella

también vengarme juré

en la infausta noche aquella.

Y he de vengarme; sí, a fe.

¿Mas qué haré, qué intentaré?

¿Cómo vengarme podré

si lo que juré, sé que

lacra mi boca y la sella?

¿Cómo, ¡ay Dios!, compaginallo

si este desengaño ¡ah!

no puede dejarme ya

ni tiempo para pensallo?...

(Saca el puñal, lo besa y lo contempla con arrobo.)

¡Puñal de puño de aluño!...

[Pg 81]¡Puñal de bruñido acero,

orgullo del puñalero

que te forjó y te dió bruño!...

Puñal que en mi mano empuño,

en cuyos finos estríes

hay escritas con rubíes

dos frases a cual más bella:

«Si hay que luchar, no te enfríes.

Si hay que matar... descabella.»

Tú con tu lengua me llamas

y deshaces mi congoja,

pues teniendo yo tu hoja

no he de andarme por las ramas.

Penetra, puñal, en mí,

llega pronto al corazón

y a quien te pregunte, di

que a pesar de su traición

adorándola morí.

(Ocultando el puñal al ver que se abre la puerta.)

¡Mas ya llegan: maldición!

¡Qué lindo tiempo perdí!

(Entran en escena, primero dos frailes cistercianos, caladas las capuchas, luego DON NUÑO, DON PERO, DOÑA RAMÍREZ, el ABAD con su gran mitra, DON JUAN, DON TIRSO y DON CRESPO, tres nobles de Pravia, frailes, soldados, [Pg 82]etc., etc. Por último entra MAGDALENA, con el traje de boda, apoyada en DOÑA NINÓN.)

Un fraile... dos frailes... Mi mente no sueña.

El Conde don Nuño... Don Pero, la dueña...

El Abad mitrado, los nobles pravianos,

que los tres son primos porque son hermanos...

¿Pero y ella?... ¿Y ella?... ¿Do está, vive Cristo?...

(Entra MAGDALENA, DON MENDO se estremece.)

¡Ah! ¡Por fin la he visto! ¡La he visto!... ¡La he visto!

(Pausa. Todos miran a MAGDALENA.)

MAGDALENA

¿Dónde está quien mi paz turba?

¿Dónde está, que quiero vello?

¿Dónde está el que fué motivo

de los celos de don Pero?

¿Es éste?

PERO

¡Sí!...

MENDO

(¡Cuán hermosa

está con su traje nuevo!...)

MAGDALENA

Pues escuchad: ante todos

digo que su muerte quiero,

que si importunóme vivo

no ha de importunarme muerto.

[Pg 83]Yo juro que nada mío

ha sido nunca don Mendo;

que él, que me escucha, responda

si digo verdad o miento.

MENDO

Dice verdad.

(Rumores.)

RAMÍREZ

(Es un primo.)

PERO

(Humildemente.)

¡Magdalena!

MAGDALENA

(Altivísima deteniéndole con el gesto.)

¡Caballero!

RAMÍREZ

(Don Pero se lo ha creído.

Este Pero es un camueso.)

MAGDALENA

Padre y señor, ya lo oíste.

Ya lo escuchaste, don Pero.

Jamás mis labios le hablaron:

Jamás mis ojos le vieron:

para robar, escaló

[Pg 84]la torre de mi aposento.

Ladrón, ladrón, no mereces

otro nombre y a él apelo.

PERO

¡Perdóname, Magdalena!...

MAGDALENA

No he terminado. Un momento.

Por los males que me fizo

pido a todos que ahora mesmo

y aquí mesmo le empareden;

y para escarnio y ejemplo,

le dejen fuera una mano,

la mano del brazo diestro.

(Rumores.)

MENDO

(¡Caray, qué bruta!)

PERO

(Cayendo de rodillas a los pies de MAGDALENA, y tomándole una mano.)

Amor mío,

¡Perdón mil veces!

MAGDALENA

¡Don Pero!...

PERO

Con señales tan prolijas

[Pg 85]la vil calumnia tejieron,

que yo, encelado, caí

como la zorra en el cepo.

¡Perdóname!

MAGDALENA

Perdonado.

NUÑO

(Desenvainando la espada.)

¿Que lo perdonas? ¿Qué es esto?

(Sensación. Pausa. DON PERO se levanta y le mira con altivez.)

Poco a poco, Magdalena;

tú eres mujer y eres buena

y perdonas; pero yo,

a quien la calumnia oyó

como canto de sirena,

y la creyó y difundió

y me ofendió y ultrajó

y mi honor pisoteó,

no he de perdonarle. ¡Oh!

MAGDALENA

¡Padre! ¡Padre!...

NUÑO

¡No, no, no!

Aunque cumplí los setenta

aún mi brazo tiene brío

[Pg 86]para saldar esa cuenta

con Pero.

MAGDALENA

¡Pero Dios mío!...

RAMÍREZ

¿Lavar vos, Conde, la afrenta

a vuestra edad? Es salirse

de lo que por justo estimo.

Vuestro valor no escatimo,

mas por vos debe batirse...

(Por DON JUAN y DON CRESPO.)

este primo... o aquel primo.

CRESPO

Dice bien.

JUAN

Tiene razón.

Para lavar el baldón

la mancha que nos agravia

Conde Nuño, henos de Pravia.

ABAD

(Mediando con voz hueca campanuda.)

Un solo instante...

NUÑO

Atención.

[Pg 87]ABAD

Caballeros, escuchad.

RAMÍREZ

Escuchad, que habla el Abad.

ABAD

Un consejo permitid,

en nombre de la piedad

de la que soy adalid

como Abad y por mi edad.

PERO

Decid, don David, decid.

NUÑO

Hablad, buen Abad, hablad.

ABAD

El gran Duque, como yo,

cree que su esposa futura

es pura, cual aura pura.

¿Opino bien?

PERO

¿Cómo no?

ABAD

Pues si todos, según veo,

creen lo mismo que yo creo

¿a qué más sangre verter?

[Pg 88]¿A qué este asunto mover,

si ha de haber luego himeneo?

¿Que él al dudar la ofendió?

Pues al casarse, coligo

que su pecado purgó

que el casamiento, creo yo

que es suficiente castigo.

¿A qué batirse? ¿Qué alcance

tiene ese duelo que infama?

¿Que un ilustre nombre dance?

¿Que alguien diga que esta dama

es una dama de lance?

Esa idea del averno

dad, Conde, por no pensada.

¡Turpiter atrum, fraterno!

Abrazad a vuestro yerno

y aquí no ha pasado nada.

NUÑO

(Humilde.)

Del Evangelio la voz,

siempre sabia y eficaz,

vibró en mi pecho y veloz

quiero brindaros la paz.

Ilustración

Don Pero

PERO

Y yo la acepto veraz,

porque hubiera sido atroz

[Pg 90]ese duelo contumaz.

(Se abrazan.)

En cuanto a don Mendo, apruebe

lo por mi dama indicado.

NUÑO

Aprobado, sí, aprobado.

En esta boda no debe

faltar ese emparedado.

(Gritando hacia el lateral.)

A ver, Mendingundinchía...

Otalaorreta... Sarmiento...

Acudan, por vida mía...

MENDO

(¡Qué momento!... ¡Qué momento!...)

(Entran en escena MARCIAL y LEÓN, hombres de armas con capuchas rojas. No se les verá la cara.)

NUÑO

Que aqueste muro vacíen,

que en él fabriquen su nicho,

y en la forma que se ha dicho

le sepulten.

MENDO

¿Es capricho

eso de la mano?

[Pg 91]NUÑO

Sí;

fuera y de aquesta manera,

en actitud pordiosera,

para que al salir de aquí

todo el que a veros viniera

diga a la ciudad entera:

«Allí está don Mendo, allí,

en la torre, yo le vi;

tenía una mano fuera,

por eso le conocí.»

ABAD

Don Pero, ya el ara espera.

PERO

Vamos al ara preclara,

pues sólo el ara remedia

la inquietud que me acibara.

MENDO

(¡Esto, ay Dios, cuán me apesara,

quedar yo con mi tragedia

mientras ellos van al ara!...)

NUÑO

(A uno de los frailes, el que oculta más el rostro.)

Quedad con él y exhortalle,

fray Luis de Jerusalén;

[Pg 92]confesalle y preparalle

para bien morir, amén.

¿Vamos todos?

ABAD

Vamos, sí.

(Van haciendo mutis.)

MENDO

(Lo que prometí, cumplí.)

MAGDALENA

(¡Lo que prometió, cumplió!)

RAMÍREZ

(¡Jamás tal lealtad se vió!)

MENDO

(¡Jamás tal perjurio vi!

¡No sé si oí lo que oí

o si mi mente lo urdió!)

MAGDALENA

(Con tal de ser feliz yo,

¿qué puede importarme a mí

que lo empareden o no?)

(Vase.)

MENDO

(¡Monstruo de maldad, quimera

con forma de ángel divino!...)

[Pg 93]RAMÍREZ

(Y el pobre Duque en la higuera...

¡Los hay que tienen un sino!...)

(Vase. Quedan en escena DON MENDO y los dos frailes, es decir, MONCADA y SIGÜENZA y los dos verdugos.)

MENDO

Basta ya de sufrimientos;

acabemos de una vez

y con altivez ¡pardiez!

esta vida de tormentos.

(A los frailes, sacando el puñal.)

Se empareda a los villanos,

no a los hombres de raigambre.

Sed testigos, cistercianos,

de que muero por mis manos

y emparedan a un fiambre.

(Intenta clavarse el puñal; pero MONCADA y SIGÜENZA echan atrás sus capuchas respectivas y le sujetan.)

MONCADA

¡Quieto!

MENDO

¡Moncada!... ¡Sigüenza!

SIGÜENZA

¿Qué es eso? ¿Qué vais a hacer?

[Pg 94]MENDO

¡Matarme!

MONCADA

¿Cuando comienza

vuestra vida a renacer?

MENDO

No comprendo.

MONCADA

(Llamando.)

¡Pronto! ¡Alenza...

Gorostizaga... León!...

El cadáver y al avío.

(Se quitan MARCIAL y LEÓN las caperuzas rojas.)

MENDO

(Boquiabierto.)

¿Pero qué esto, Dios mío?

¡El Vizconde y el Barón!...

¡Oh virtud de la amistad!

MONCADA

¡Presto, Vizconde, avisad;

no hay que perder un instante!

MARCIAL

(Asomándose al lateral izquierda.)

Vamos, señores, pasad

[Pg 95]con vuestra carga adelante.

(Entran cuatro gachós con unas parihuelas en las que traen un cadáver tapado con una manta.)

MENDO

¿Ese cadáver?... No acierto...

MONCADA

En ocasión a que está,

don Mendo, el castillo abierto,

hemos embriagado a

vuestros verdugos.

MENDO

¿Es cierto?

MONCADA

Y en lugar de vos se hará

emparedar a este muerto.

Ponga el anillo en su mano,

y aprovechando la fiesta

y el bullicio cortesano,

huya de la torre aquesta

vestido de cisterciano.

(Se quita el hábito.)

MENDO

Huiré, sí; pero yo juro

que nadie sabrá de mí;

[Pg 96]que don Mendo queda aquí

sepultado en ese muro.

Yo ya no soy el que era;

he muerto, y el que ha nacido

ni es don Mendo ni lo ha sido,

ni volverlo a ser quisiera.

Soy un ente, una quimera;

soy un jirón, una sombra;

alguien sin patria y sin nombre...

una aberración... un hombre

que de ser hombre se asombra.

Cual una nota perdida

con la ceniza en la frente,

naufragaré en el torrente

proceloso de la vida.

¿De qué viviré?... ¿Qué haré?...

¿Dónde al cabo moriré?...

¿Aquí o allá?... ¿Qué más da?...

¿Seré malo?... No lo sé.

¿Seré bueno?... ¡Qui lo sa!

Malo o bueno, para vos

será mi postrimer hálito.

Acabemos. Venga el hábito.

(Lo toma.)

Ahí va mi anillo... y adiós.

[Pg 97]MONCADA

(Conmovido.)

¡Don Mendo!

MENDO

¿Qué estáis diciendo?

¿Don Mendo yo? ¿Estáis seguro?

(Por el cadáver.)

Ese, Moncada, es don Mendo,

el que sin pompas ni estruendo

vais a enterrar en el muro.

Despedidme de otra suerte,

porque yo no tengo nombre.

MONCADA

¿Y cómo os diré que acierte?

MENDO

Decidme sólo: ¡Adiós, hombre!

MONCADA

¡Adiós, hombre!... ¡Buena suerte!

(Telón.)

FIN DE LA JORNADA SEGUNDA


[Pg 98]

JORNADA TERCERA

Perspectiva de un campamento en el siglo XII. En el telón de fondo habrá pintadas aquí y allá, entre macizos de árboles y sorteando los accidentes del terreno, varias tiendas de campaña. Lejos se verá una ciudad circundada por espesas murallas y enhiestos torreones. En el lateral derecha frondoso arbolado. En el lateral izquierda una lujosa tienda de campaña que se pierde en el lateral. Es de día.

Al levantarse el telón están en escena FROILÁN y MANFREDO, nobles y apuestos guerreros. Dentro suena, cerca, un redoble de tambor, luego otro redoble más lejano, y así un rato hasta perderse el sonido lejísimos.

FROILÁN

Ya los roncos atambores

dan al aire las noticias.

(A GIRONA, que entra por la derecha primer término.)

¡Albricias, Girona!

[Pg 99]MANFREDO

¡Albricias!

GIRONA

Muy buenas tardes, señores.

¿Es cierto lo que pregona

ese parche que resuena?

MANFREDO

Es cierto; de enhorabuena

estamos todos, Girona.

FROILÁN

(Mirando hacia la derecha último término.)

Pero, ¡vive Dios! ¿Qué vedo?

¡Aquel aire, aquella espada!...

¿Es que deliro, Manfredo,

o es el Marqués de Moncada?

MANFREDO

El Marqués es, en efeto,

que ni en Burgos ni en León

hay jubón cual su jubón

ni peto como su peto.

MONCADA

(Entrando en escena por el término indicado.)

¿Redoblan? ¡Por San Dionís!

¿A quién tal ruido precede?

[Pg 100]FROILÁN

Capitán, ¿de do salís

que ignoráis lo que sucede?

MONCADA

Pues, ¿qué sucede Froilán?

¿Anuncian alguna ley?

FROILÁN

Anuncian al Rey.

MONCADA

¿Al Rey?

¿No me engañáis?

FROILÁN

¡Capitán!

MONCADA

Perdonad. Herido fuí

cuando Baños fué asaltado,

y de Burgos he llegado

recientemente.

FROILÁN

Pues sí;

don Alonso hace un momento

salió de la ciudadela,

y con doña Berenguela

va a llegar al campamento.

[Pg 101]Viene a ver a su privado,

y no es extraño el honor,

que muerto el Cid Campeador

no hay otro más esforzado;

pues con su arresto y su hueste,

es sabido que el de Toro

supo contener al moro

al Este, al Sur y al Oeste.

El fuerte de Olivo fué

su principal objetivo,

y sabéis, Moncada, que

don Pero tomó el Olivo.

En la villa de Al-coló

bien demostró sus redaños,

y después al tomar Baños,

su mayor triunfo alcanzó.

Ayer juró ante la tropa

y ante toda la nobleza

que hasta no entrar en Baeza

no ha de mudarse de ropa;

y siendo ayer once, infiero

que en entrar tendrá interés,

pues él se muda el primero

y el quince de cada mes.

¿No valen estos trabajos

que el propio Rey le visite

y le abrace y felicite

[Pg 102]y le colme de agasajos?

MONCADA

¿Y no será otro el motivo

que obliga al Rey a venir?...

FROILÁN

No sé, Marqués, qué decir.

Aquí no hay otro atractivo...

MONCADA

Hailo.

FROILÁN

¡Cielo! ¿Hailo? ¿Y eso?...

MONCADA

Yo no soy ningún Licurgo,

mas ni aquí, Froilán, ni en Burgo

me la da nadie con queso.

No hay que emular a la ardilla

para saber, ¡vive Dios!,

cómo es el Rey de Castilla.

FROILÁN

¿Sabéis vos?...

MONCADA

¡Mejor que vos!

Que en mi infancia, allá en Sagley,

y en Pozal, y hasta en Bordallo,

hemos corrido el caballo

[Pg 103]juntamente yo y el Rey.

Más de cien noches de oculto,

él portando un anafil

y yo llevando el candil,

hemos escurrido el bulto

en busca de galanteos

con damas de baja estofa,

y hasta con la vil gallofa

hubo lances y escarceos.

El es, Froilán, muy osado

al par que afable y cortés,

¡si sabré yo cómo es

después de haberle alumbrado!

MANFREDO

¿Y opináis vos?...

MONCADA

¡Claro está!

GIRONA

¿Que aquí viene?...

MONCADA

Es muy creíble.

MANFREDO

¿Alguna mujer?

MONCADA

¡Quizá!

[Pg 104]GIRONA

¿Algún amor?

MONCADA

Es posible.

MANFREDO

Entonces, ¿vos suponéis

que viene por la...?

(Señala la tienda de la izquierda.)

MONCADA

¡Manfredo,

en la llaga vuestro dedo

con gran tino puesto habéis!

(Confidencial.)

El privado se casó

con la Manso de Jarama,

y tanto gustó la dama

al propio Rey, que exclamó

al conocella: ¡Por Cristo,

que en mi vida logré ver

una tan linda mujer

como la que agora he visto!

A su conquista me lanzo,

que esa Manso es un tesoro;

y sabiendo que el de Toro

al par que Toro era Manso,

rápido como un cohete

[Pg 106]puso cerco a la señora,

y al cabo de media hora

era ya de Alfonso siete.

Y pues que agora la bella

mora en aqueste vergel,

viene el Rey, no a verle a él,

el Rey viene a verla a ella.

Ilustración

El marqués de Moncada

FROILÁN

(Enfáticamente, dando un paso atrás.)

Pues pierde su tiempo el Rey,

señor Marqués de Moncada,

que la esposa de don Pero

no está ya del Rey prendada,

sino de un bardo errabundo

que la dejó fascinada

una mañana en Fuenfría

al pie de Navacerrada.

MONCADA

¿De un bardo? ¿De un trovador

la Duquesa enamorada?

¿Estáis seguro?

FROILÁN

Lo estoy,

señor Marqués de Moncada;

de un trovador, que no lleva

ni crestón, ni barberada,

[Pg 107]ni casco, ni cruz, ni peto,

ni porta en el cinto espada;

sino un puñal toledano

de hoja fina y bien templada

con rubíes que parecen

robados a la alborada

y en su puño, vuestro cuño,

señor Marqués de Moncada.

MONCADA

¿Mi cuño?... (¡Cielos! ¿Acaso

es la joya regalada

por mí a don Mendo, o la otra

que en Burgos dejé empeñada

en el Mesón de Paredes?)

Vive el cielo, que me agrada

lo que me contáis del bardo

que hizo empresa tan osada.

¿Podréis, Froilán, describille?

FROILÁN

Puedo, que su faz grabada

quedó en mis ojos al vello,

al pie de Navacerrada.

Tiene la color oscura,

tiene la su voz velada,

la su cabeza es pequeña

y algo braquicefalada.

[Pg 108]Tiene rubios los cabellos,

tiene la barba afeitada,

breve el naso, noble el belfo,

la su frente despejada,

y una mirada tan dulce,

tan triste, tan apenada,

que hay que preguntalle al velle:

¿qué tienes en la mirada?

MONCADA

¿Sabéis su nombre?

FROILÁN

Renato.

MONCADA

Le va bien.

FROILÁN

¿Cómo?

MONCADA

No, nada.

¿Y se apellida?

FROILÁN

Lo ignoro,

señor Marqués de Moncada.

MONCADA

(Es él; don Mendo, sin duda.)

[Pg 109]FROILÁN

Va de mesnada en mesnada

en unión de tres judías

y dos moras de Granada,

que bailan, mientras que él

recita alguna balada.

Y diz que una de las moras,

la que Azofaifa es llamada,

sabe de augurios y hechizos

y fabrica una pomada

que aunque al verla se os antoja

vaselina boricada,

es pomada milagrosa,

pues con una pincelada

torna al anciano en adulto

y a la nieve en llamarada.

MANFREDO

(Mirando hacia la derecha.)

Ved, Froilán, ya se columbra

el tropel por la cañada.

MONCADA

Es verdad. El Rey se acerca,

se ve su enseña morada

junto a los verdes pendones

del Privado y la Privada.

¿Vamos, señores?

[Pg 110]FROILÁN

Sí; vamos,

señor Marqués de Moncada.

(Se van por la derecha último término.)

(Por el primer término de la izquierda, entran en escena DON MENDO, AZOFAIFA, REZAIDA, ALJALAMITA, RAQUEL y ESTER. Las dos primeras son moras; las tres últimas judías, DON MENDO viene afeitado y vestido de juglar.)

MENDO

(Por la tienda de la izquierda.)

Aquí ha de hospedarse el Rey.

Hagamos alto aquí mesmo,

que si en su honor se hacen fiestas

como dicen, y yo espero,

vamos a sacar tajada

y bien gorda, vive el cielo.

Ester y tú, Aljalamita,

por ese camino estrecho

avanzad, y dadme aviso

de cuando el Rey y su séquito

se avecinen.

(Hacen mutis por la derecha ESTER y ALJALAMITA.)

Tú, Rezaida,

acércate al arroyuelo

[Pg 111]y lávate barba y boca,

porque después del almuerzo

no lo hiciste y tienes manchas

de chorizamen y huevo.

(Vase REZAIDA por la izquierda.)

Raquel, haz tú una tomiza

y remienda el roto velo,

que para danzar la rumba

puede hacer falta.

RAQUEL

Al momento.

(Mutis por la derecha.)

MENDO

Y tú, Azofaifa, averigua

si al Barón de Vasconcello

plació la silva que ayer

dediqué a sus mesnaderos.

(AZOFAIFA no se mueve.)

¿No escuchastes, Azofaifa?

¿No obedeces?

AZOFAIFA

(Resuelta.)

¡No obedezco!

MENDO

¡Cielos, qué fué lo que oí!

¡Azofaifa!... ¿Qué es aquesto?

[Pg 112]AZOFAIFA

Aquesto, es Renato, que muero de amores;

aquesto, es Renato, que muero de celos.

Aquesto es que anhelas restar aquí solo

para hablar con ella... ¡No niegues aquesto!

Que yo sé, Renato, que aquesa es la tienda

del noble Privado, del Duque don Pero,

y sé que a su esposa, tú adoras, Renato.

MENDO

¡Mientes, Azofaifa!... ¡Mientes, sí!...

AZOFAIFA

No miento.

La quieres, la adoras, suspiras por ella,

la nombras dormido, la buscas despierto.

Magdalena, dices, al abrir los ojos,

Magdalena, dices, al rendirte al sueño.

Y hasta hace unas horas, cuando en la hostería

te desayunabas, pediste al hostero

en vez de ensaimada, una magdalena,

y eso fué una daga que horadó mi pecho.

MENDO

(Mirándola con profundísima pena.)

¡Pobre morabita, nieta de Mahoma,

fuego de mi nieve, nieve de mi fuego,

luminar lejano de mi eterna noche,

[Pg 113]rosa que perfumas en mi campo yermo!...

¿Qué traidora mano vertió en tus entrañas

la negra semilla de los tristes celos?

AZOFAIFA

Mis ojos, Renato, que vieron los tuyos

y vieron los suyos y en ambos leyeron.

¡Ella te idolatra!

MENDO

¿Qué dices?

AZOFAIFA

¡Te adora!

¡Lo he visto en sus ojos!

MENDO

(Si tal fuera cierto,

qué hermosa venganza matalla de amores.)

AZOFAIFA

Y tú...

MENDO

Calla, calla, ¿qué sabes de eso?

AZOFAIFA

¿Por qué me engañaste? ¿Por qué me dijiste

que en ti los amores y la fe habían muerto?

¿Por qué me dijiste que esos labios rojos

que me vuelven loca, no darían más besos?

¿Por qué me dijiste que tus ojos claros

[Pg 114]nunca mirarían con loco deseo?

¿Por qué me dijiste que no me abrazabas

porque las traiciones tanto mal te hicieron,

que en huelga tranquila de brazos caídos

tus brazos nervudos por siempre cayeron?

¿Por qué me engañaste, Renato? Responde.

Ya ves que, llorando, mis penas te cuento.

(Cae de rodillas, llorando.)

MENDO

(Conmovido, poniéndole una mano sobre la cabeza.)

¡Mora de la morería!...

¡Mora que a mi lado moras!...

¡Mora que ligó sus horas

a la triste suerte mía!...

¡Mora que a mis plantas lloras

porque a tu pecho desgarro!...

¡Alma de temple bizarro!

¡Corazón de cimitarra!...

¡Flor la más bella del Darro

y orgullo de la Alpujarra!...

¡Mora en otro tiempo atlética

y hoy enfermiza y escuálida,

a quien la pasión frenética

trocó de hermosa crisálida

en mariposa sintética!...

[Pg 115]¡Mora digna de mi amor,

pero a quien no puedo amar

porque un hálito traidor

heló en mi pecho la flor

aun antes de perfumar!...

(Levantándola.)

Deja de estar en hinojos.

Cese tu amarga congoja,

seca tus rasgados ojos

y déjame que te acoja

en mis brazos, sin enojos.

(La abraza.)

No celes, que no es razón

celar, del que por su suerte

en una triste ocasión

por escapar de la muerte

dejó en prenda el corazón.

No celes del desgraciado

que sin merecer reproche

fué vilmente traicionado

y cambióse en media noche

por no ser emparedado.

Ni a ti ni a nadie he de amar.

Déjame a solas pensar

sentado en aqueste ripio,

sin querer participar

del dolor que participio.

[Pg 116]Déjame con mi revés:

si quieres besarme, bésame,

consiento por esta vez,

pero déjame después.

Déjame, Azofaifa, déjame.

AZOFAIFA

(Arrodillándose ante él y besándole la mano.)

Adiós, mi amor, mi destino,

asesino peregrino

de mi paz y mi sosiego.

Adiós, Renato divino.

MENDO

Adiós, adiós. Hasta luego.

AZOFAIFA

(Haciendo mutis por la izquierda primer término.)

(De quien causó su quebranto

y le fizo llorar tanto,

he de vengarme colérica.)

(Vase.)

MENDO

(Viéndola ir, con cierta lástima.)

(La infeliz es una histérica

que no sé cómo la aguanto.)

(Sentándose.)

¿Pero lo que me indicó

[Pg 117]de Magdalena, será

una ilusión suya o no?

Si eso fuera cierto... ¡oh!

Si se confirmara... ¡ah!

Que de estar enamorada

mi venganza tendría efeto,

pues que podría, discreto,

herirla de una balada

y matalla de un soneto.

Y debe ser cierto, sí,

porque siempre que me ve

me mira de un modo que

parece como que se

face pedazos por mí.

¡Ironías de la suerte:

la que condenóte a muerte

y te arrojó de sus brazos

agora sin conocerte

se muere por tus pedazos!

(Queda pensativo, con la frente apoyada en el índice de la mano diestra.)

(Por la derecha, último término, entran en escena MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ.)

MAGDALENA

¿Es él?

RAMÍREZ

Él es.

[Pg 118]MAGDALENA

¡Ya era hora!

RAMÍREZ

Sin duda alguna os acecha...

MAGDALENA

Doña Ramírez.

RAMÍREZ

Señora.

MAGDALENA

Dejadme con él agora.

RAMÍREZ

Pues buena mano derecha.

(Haciendo mutis.)

(Hoy quien priva es el poeta

de las baladas divinas,

y ayer privaba un atleta...

¡Infeliz! Es más coqueta

que las clásicas gallinas.)

(Entra en la tienda.)

MAGDALENA

(A DON MENDO.)

Trovador, soñador,

un favor.

[Pg 119]MENDO

¿Es a mí?

MAGDALENA

Sí, señor.

Al pasar por aquí

a la luz del albor,

he perdido una flor.

MENDO

¿Una flor de rubí?

MAGDALENA

Aún mejor:

un clavel carmesí,

trovador.

¿No lo vió?

MENDO

No le vi.

MAGDALENA

¡Qué dolor!

No hay desdicha mayor

para mí

que la flor que perdí,

era signo de amor.

Búsquela,

y si al cabo la ve

démela.

[Pg 120]MENDO

Buscaré,

mas no sé si sabré

cuál será.

MAGDALENA

Lo sabrá,

porque al ver la color

de la flor

pensará:

¿seré yo

el clavel carmesí

que la dama perdió?

MENDO

¿Yo, decís?

MAGDALENA

Lo que oís,

que en aqueste vergel

cual no hay dos,

no hay joyel ni clavel

como vos.

MENDO

Quedad, señora, con Dios.

MAGDALENA

¿Por mi desdicha os molesto,

os importuno y agravo?

[Pg 121]

Ilustración

D.ª Berenguela

[Pg 122]MENDO

No, señora, no es aquesto:

es que, cual flor, soy modesto

y me estáis subiendo el pavo.

MAGDALENA

¿Es que tan mal expreséme,

doncel, que no comprendióme?

¿No miróme? ¿No escuchóme?

¿Tan poco afable mostréme

que apenas vióme ya odióme?

MENDO

Escuchéla y contempléla,

vila, señora, y oíla;

pero cuanto más miréla

y cuanto más escuchéla,

menos, señora, entendíla.

¿Quién sois que venís a mí,

a un errante trovador,

y me comparáis así

con un clavel carmesí

que es signo de vuestro amor?

MAGDALENA

Trovador a quien adoro:

soy la Duquesa de Toro,

la más rica de Alcover.

[Pg 123]Tengo en mi casa un tesoro:

para amarme, ¿queréis oro?

MENDO

¿Para qué lo he de querer

si el oro no da el placer?

MAGDALENA

Trovador de baja grey,

soy yo la amante del Rey,

la que reina por amor.

Mi capricho es siempre ley.

¿Quieres ser Duque o Virrey?

MENDO

Honor que otorga el favor,

¿para qué si no es honor?

MAGDALENA

(Cada vez más loca.)

Trovador, soy muy hermosa,

mi piel es pulida rosa

que goce y perfume da.

Soy volcánica y mimosa,

tómame y hazme dichosa.

MENDO

¿Quién habla de goces ya

si el goce la muerte da?

[Pg 124]MAGDALENA

Hombre de hielo, que así

responde a mi frenesí,

¿dónde tu acento escuché?

¿En dónde tus ojos vi?

¿Dónde la tu voz oí?

MENDO

No sé, señora, no sé,

ni do os vi, ni do os hablé.

(Adoptando una postura gallarda.)

Algún fantasma está viendo

vuestro cerebro exaltado.

MAGDALENA

(Retrocediendo horrorizada.)

¡No, sí, no, sí, no!... ¡¡Don Mendo!!

(Reponiéndose.)

(¿Pero qué estoy yo diciendo?

¡Don Mendo está emparedado!)

Perdonad. Tuve un repente,

mas ya pasó, por ventura.

Sin duda la calentura

trajo de pronto a mi mente

el recuerdo, la figura

de un ladrón, de un perdulario,

de un Marqués estrafalario,

que, aunque noble y de Sigüenza,

[Pg 125]por robar como un corsario,

murió como un sinvergüenza.

MENDO

Si me quisierais contar

esa historia, gran señora,

pudiérala yo glosar.

MAGDALENA

Luego, que no hay tiempo ahora.

Si la queréis escuchar,

¡bellísimo trovador!...

en la cueva de Algodor

aguardadme al dar la una;

que hay allí sombra y frescor

y una fuente que oportuna,

saciará, sin duda alguna,

mi sed ardiente de amor.

¿Faltarás?

MENDO

No faltaré.

MAGDALENA

Gracias, mi tesoro, adiós.

Con mi dueña acudiré,

y tan en punto estaré,

que, al sentirnos, diréis vos:

«es la una y son las dos.»

[Pg 126]¡Adiós, mi vida, mi fe!...

¡Adiós, mi tesoro, adiós!...

(Le tira un beso y entra en la tienda de la izquierda.)

MENDO

(Horrorizado.)

¿Qué es eso? ¿Tiróme un beso?

(Limpiándose.)

¿Dónde, ¡ay, Dios!, el beso dióme,

y dónde quedóme impreso?

¡Pardiez! ¿Por qué fizo aqueso

y por qué me lo tiróme?

¡Trapalona! ¡Lagartona!

¡Furia, catapulta, aborto...

que de perjurio blasona!

Has de ver cómo me porto;

pues esta tarde en la cueva

adonde el hado te lleva,

juro por quien fuí y no soy

que he de vengarme y que voy

a dejarte como nueva.

Porque al hacer explosión

todo el odio que hay en mí,

seré para tu expiación,

no ya un clavel carmesí,

sino un clavel reventón.

(Jura y se va por la derecha último término.)

[Pg 127]AZOFAIFA

(Surgiendo por la izquierda.)

¡Ah! ¡No, miserable, no!...

A esa cita que te dió

no irás solo con la bella.

Habrá otra mujer en ella,

y esa mujer seré yo.

(Se va tras de DON MENDO. Por la derecha, primer término, entran en escena sigilosamente DON LOPE y DON LUPO.)

LUPO

¡Válame el cielo, don Lope!

¡Válanme todos los santos!

LOPE

¿Qué ha sucedido, don Lupo?

LUPO

Que don Nuño y el privado

hacia la tienda venían

a fin de tomar descanso,

cuando al llegar a la orilla

de ese chaparral cercano

vió don Pero que su esposa

con un hombre estaba hablando.

Celoso, pretendió oilla:

detuvo a don Nuño el paso

y hoy han sabido los dos

[Pg 128]lo que nunca sospecharon:

que la privada es capaz

de pegársela al privado,

no ya con el propio Rey,

que tal pegamento, es caso

de honor para la familia,

sino con cualquier bellaco

que la recite una trova

junto a la trompa de eustaquio.

LOPE

¡Pobre Toro! Tan boyante

que venía, tan ufano

con los honores que el Rey

ha un instante le ha otorgado.

LUPO

¿Honores?

LOPE

¿No lo sabíais?

LUPO

No por cierto.

LOPE

¡Qué milagro!

Pues sí; por su loca audacia

y su arrojo al tomar Baños,

hale otorgado el honor

de poner en lo más alto

[Pg 129]de su escudo, donde ostenta

una cruz de luengos brazos,

cinco banderillas blancas

con ribetes encarnados.

LUPO

¡Cinco banderillas!

LOPE

Cinco:

a bandera por asalto.

Y por tomar Al-coló

y el Olivo, le ha donado

para su escudo también

aqueste lema preclaro:

«No hay barreras para mí,

pues si hay barreras, las salto.»

LUPO

Aquí llegan. Reparad

cuán tristes y cabizbajos

se acercan ambos, don Lope.

LOPE

Y con razón, qué diablos.

Yo en el pellejo de Toro

embistiera sin reparo

desde el rey al trovador.

[Pg 130]NUÑO

(Con DON PERO por la derecha, primer término.)

¡Valor, don Pero!...

PERO

(A DON LUPO y DON LOPE.)

¡Dejadnos!

(Se deja caer en una piedra y oculta el rostro entre las manos.)

LUPO

(Haciendo mutis con DON LOPE por la derecha, último término.)

Parte el alma ver a un Toro

tan noble y tan castigado.

(Vanse.)

PERO

(Incorporándose, desalentado, tras una pausa.)

¡Qué fué, don Nuño amigo,

lo que escuché desde la vil maleza!...

¡Qué horóscopo infernal nació conmigo!

¿Por qué cayó este peso, este castigo

sobre mi corazón y mi cabeza?...

¡Ella; la blanca flor que yo estimaba

pura como el albor de primavera,

aprovechando mi fatal ceguera,

con este y con el otro se enredaba,

[Pg 131]y más que blanca flor que perfumaba,

era torpe y maldita enredadera!...

¡Con lo que yo la amaba, que ella era

mi norte, mi pendón y mi bandera!...

¡Triste suerte la mía!

¿A quién sale con tal coquetería?

¿Lo imagináis tal vez?

NUÑO

(Tristemente.)

Sale a una tía:

A mi hermana menor doña Mencía,

que dos veces casóse

y con los dos esposos divirtióse.

PERO

Yo fuí siempre un marido comedido

que en tal comedimiento está mi flaco.

Jamás oyó de mí nada atrevido,

que cuando algún bellaco

mi calma exasperaba y distraído

soltaba en su presencia cualquier taco,

procuraba al instante

disimular la frase mal sonante

y usaba de vocablos

que eran sustitutivos de venablos.

¡Cuántas veces he dicho centellante:

«Córcholi», que es un taco italiano

[Pg 132]en lugar del venablo castellano!...

NUÑO

¿Y qué piensas hacer?

PERO

¡Matalla!

NUÑO

¡Calla!

Al ladrón que en su amor te sustituya

mátale, sí, porque su vida es tuya;

pero a la vil canalla

que el honor de los Mansos avasalla,

yo solo he de matar. ¡Nadie me arguya!

Mi sangre lleva, que mi sangre es suya,

y yo mesmo, su padre, he de matalla.

PERO

¡Pero si el golpe os falla...

dejaréis que a mi vez yo contribuya!...

NUÑO

Debes en caso tal, apuñalalla

y con furia de tigre rematalla

hasta que el deshonor en ti concluya.

PERO

(Abrazándole conmovido.)

Esa respuesta noble y bondadosa

aguardaba de vos y no otra cosa.

[Pg 133]Si no escuchamos mal, es a la una

la cita de mi cónyuge.

NUÑO

En efeto,

y en la cueva moruna,

lugar que por su aspeto,

se presta, ¡vive Dios!, a mi proyeto.

PERO

Pues la comedia acabará en tragedia.

Nos reuniremos a las doce y media

y sereno... ¡Sereno, sí, sereno,

mi honor he de librar de tanto cieno!

(Trompetazos y musiquilla dentro.)

NUÑO

(Mirando hacia la derecha.)

¡El Rey se acerca!...

PERO

¡El Rey!... ¡Qué desengaños!

¡Después de una amistad de tantos años

resultar que era él, mi condiscípulo,

el que en la corte me ponía en ridículo!...

Y debe amarla aún, que aunque sostiene

que viene aquí por mí, por mí no viene.

Esas son ocurrencias de retórico.

¡Viene por mi mujer!

[Pg 134]NUÑO

Eso es histórico...

PERO

De haberlo yo sabido

no hubiera, no, don Nuño, consentido

que por premiar mi táctica certera

al tomar esos fuertes por asalto,

en el escudo de mi padre hiciera

insertar la inscripción de la barrera,

y luego, esto es peor, ¡ay!, me pusiera

las cinco banderillas en lo alto;

que agora me avergüenza y me mancilla

el llevar en la cruz las banderillas.

NUÑO

¡Disimulo, don Pero!

PERO

Soy valido

y sé disimular como es debido.

(La musiquilla suena ya en el último rompimiento de la izquierda y al mismo tiempo que MAGDALENA y DOÑA RAMÍREZ salen de la tienda, entran en escena por la derecha último término los siguientes personajes y en este mismo orden: dos HERALDOS, seis SOLDADOS, dos PAJES, DON ALFONSO, DOÑA BE[Pg 135]RENGUELA, MARQUESA, DUQUESA, DON GIL, DON SUERO, MONCADA, FROILÁN, MANFREDO, GIRONA, DON LUPO, DON LOPE, DON MENDO, AZOFAIFA, RAQUEL, ESTER, ALJALAMITA, REZAIDA, MORO 1.º, MORO 2.º y cuantos guerreros sean posibles. MAGDALENA saluda cortésmente a los REYES en tanto que los PAJES entran en la tienda y sacan dos sillones, que ocupan DOÑA BERENGUELA y DON ALFONSO.)

ALFONSO

Cese ya el atambor, que están mis nobles

cansados de redobles

y yo ahíto

de tanto parchear y tanto pito.

(Cesa la música.)

(Dirigiéndose a la DUQUESA.)

Ha un momento, señora, que a tu esposo

por su mando glorioso

en esta magna empresa

le demostré gustoso

el amor que mi pecho le profesa.

A ti, noble Duquesa,

que por valles, y cúspides y oteros,

vas tras él animando a los guerreros

que te llaman «la bélica leonesa»,

cumpliendo una promesa

[Pg 136]que hice a la Reina ayer, de sobremesa,

te nombro capitán de coraceros.

(Murmullos.)

Y a tu cintura breve y torneada

yo mesmo he de ceñir mi regia espada.

MAGDALENA

No me estimo acreedora

a gracia tan loadora y valedora.

BERENGUELA

Tal merced nuestro afeto conmemora.

MAGDALENA

¡Gracias, Rey y señor!... ¡Gracias, señora!...

ALFONSO

(Ciñéndole su espada.)

¿Por qué no me has escrito, vida mía?

MAGDALENA

(También en voz baja.)

Porque Pero me acecha noche y día.

ALFONSO

Luego te buscaré.

MAGDALENA

¿Pero esta gente?...

[Pg 137]

Ilustración

Alfonso VII

[Pg 138]ALFONSO

Yo les daré esquinazo fácilmente.

(Se separan. DON ALFONSO vuelve a ocupar su sitio.)

PERO

(A DON ALFONSO.)

Señor, de veras lamento

y me duele y me molesta

no poder haceros fiesta

en mi pobre campamento;

pero aunque a todos convoque

no he de hallar, porque no haile,

nadie que cante, ni toque,

ni que recite, ni baile;

que son mis garridas huestes,

huestes de recios soldados

a quienes han sin cuidados

los romances y los «tuestes».

BERENGUELA

¿Pero es posible, don Pero,

que quien distraiga no haiga?

PERO

Señora, no hay quien distraiga.

MENDO

(Avanzando.)

Perdonadme, caballero.

[Pg 139]PERO

(Furioso.)

¡Cielos! ¿Quién osa?

MENDO

¡Yo oso!

ALFONSO

¡Un trovador!

MONCADA

(¿Qué estoy viendo?

Es él, don Mendo. ¡Don Mendo!...)

BERENGUELA

(Calándose los impertinentes y mirando a DON MENDO con codicia.)

(¡Qué trovador tan hermoso!)

MENDO

Rey de Castilla y León,

si tu permiso me dieras,

yo trovara una canción

al son del mago danzón

de mis cinco bayaderas.

ALFONSO

¿Cinco bayaderas? ¡Vaya!

MENDO

Vedlas, señor.

(A las moras y judías que estarán tras él.)

[Pg 140]¡Avanzad!

(Las cinco saludan.)

Dudo que en Hispania haya

desde Cádiz a Vizcaya

nada mejor, Majestad.

Judías son estas tres,

y hacen tan raras estrías

con los brazos y los pies

al danzar, que raro es

no repitan las judías.

Estas otras dos son moras

de la Alpujarra, y compiten

con las otras danzadoras

de tal modo, que repiten

aunque son moras, señoras.

Si ver sus gracias quieredes

y permiso me concedes

y para una trova entonar,

yo sabré, señor, pagar

con un canto tus mercedes.

ALFONSO

Trove, trove el trovador,

que no ha de causarme enojos.

MAGDALENA

(¡Es bello como una flor!)

[Pg 141]BERENGUELA

(¿Qué fuego tiene en sus ojos

que ha despertado mi amor?)

MAGDALENA

(Que no quita ojo a DON MENDO.)

Doña Ramírez, le quiero;

muero por ese doncel.

BERENGUELA

(A DON SUERO que está tras ella.)

Ese trovador, don Suero,

ha de ser mío, o me muero.

(Siguen hablando.)

AZOFAIFA

(¡Todas se fijan en él!)

ALFONSO

(A DON GIL, que está tras él.)

Haced que yo y Magdalena

tengamos alguna escena

antes de sonar las cuatro.

(Siguen hablando.)

BERENGUELA

(A DON SUERO.)

Decidle que me enajena,

decidle que le idolatro,

[Pg 142]que su voz me suena a trinos,

que su boca es un edén,

y que quiero, por mi bien,

verme en sus ojos divinos

antes que las cuatro den.

GIL

(A DON ALFONSO.)

Yo hablaré luego a la bella.

SUERO

(A DOÑA BERENGUELA.)

Satisfarás tu quillotro.

PERO

(A DON NUÑO, rugiendo de ira.)

¡Qué estrella tengo! ¡Qué estrella!

¡Cómo mira el Rey a ella!...

¡Y ella cómo mira al otro!...

MENDO

(Que ha estado templando su laúd.)

Templado está ya el laúd.

ALFONSO

Pues vuestra trova cantad.

MENDO

¡Reyes y nobles, salud!...

(Al Rey.)

[Pg 143]

Para ti mi gratitud

por tu indulgencia.

ALFONSO

Empezad.

(Música.)

MENDO

(Mientras las tres judías y las dos moras bailan, recita a compás de la música.)

Era don Lindo García,

el Marqués de Fuente-Amor,

el más noble caballero

de Castilla y de León.

Sangre de reyes tenía

y sangre de rey vertió,

que fué don Lindo el que en Clunia

dió muerte al rey Almanzor.

Oro don Lindo, no había,

ni jamás en él pensó,

que el oro con valer tanto,

nunca fué el triunfo mejor

para quien pone en el puño

de su espada el corazón.

AZOFAIFA, REZAIDA, RAQUEL, ESTER y ALJALAMITA

(Todas a una.)

Era don Lindo García,

[Pg 144]el Marqués de Fuente-Amor,

el más noble caballero

de Castilla y de León.

MENDO

En doña Sancha Mendoza,

hija del Conde de Aldoz,

puso don Lindo los ojos,

y con los ojos su amor;

y doña Sancha una noche

a don Lindo se entregó,

porque cantóle una trova

al pie de su torreón,

y era la trova tan linda

y tan lindo el trovador,

que doña Sancha rindióse

con el do re mi fa sol.

El Conde, que no sabía

d’este enredo, concertó

la boda de doña Sancha

con Suero de Waldeflor,

qu’era valido del Rey

de Castilla y de León.

Y doña Sancha, ambiciosa

de riquezas y de honor,

quiso alejar a don Lindo

de su castillo de Aldoz

[Pg 145]para casar con don Suero

con pompa y con esplendor,

que en aquel Suero veía

un remedio a su ambición.

AZOFAIFA, REZAIDA, RAQUEL, ESTER y ALJALAMITA

(Todas a una.)

En doña Sancha Mendoza,

hija del Conde de Aldoz,

puso don Lindo los ojos,

y con los ojos su amor.

MENDO

Un collar Sancha tenía

y a don Lindo lo entregó

para perdelle, y aluego

matalle sin compasión.

Que la noche que donóle

el collar, don Suero entró

por la escala que pendía

del macizo torreón

y halló a don Lindo en la estancia,

y con don Lindo luchó;

y cuando furioso el Conde,

para defender su honor,

a don Lindo y a don Suero

pidió franca explicación,

[Pg 146]doña Sancha, la perjura,

con serena y firme voz,

confesó que por roballa

don Lindo en la estancia entró;

y como el collar tenía

de su brazo en derredor

y delatalla no pudo

porque salvalla juró,

como ladrón fué tenido

el Marqués de Fuente-Amor,

y como ladrón juzgado,

y muerto como ladrón.

(MAGDALENA, que ha estado escuchándole nerviosísima, da un grito y cae desmayada en brazos de DOÑA RAMÍREZ. Cesa la música.)

PERO

¡Cielos! ¿Qué es esto?

RAMÍREZ

¡Venid!

(Acuden los pajes.)

NUÑO

(Acercándose.)

¿Qué sucede?

MONCADA

(A DON MENDO, con intención.)

¡Por Satán!

[Pg 147]Que el valiente capitán

se ha desmayado.

(DON MENDO le mira, se estremece, y muy azorado le vuelve la espalda.)

ALFONSO

(A DOÑA RAMÍREZ y los pajes.)

Partid.

En su tienda la dejad

con gran mesura y gran cuido.

RAMÍREZ

(Al ver que MAGDALENA se agita convulsa.)

(¡Hija, qué barbaridad,

y qué histérico has cogido!)

(Entran en la tienda, transportando a MAGDALENA, los dos pajes y DOÑA RAMÍREZ.)

PERO

(Severamente a DON NUÑO.)

El trovador ha trovado

mi casorio, caballero.

Ella es Sancha, yo don Suero

y vos el Conde menguado.

Y si es cierto, ¡vive Dios!,

que desde que me casé

hice el burro, juro que

habréis de llorar los dos.

[Pg 148]NUÑO

¿Hacéis caso de un poeta?

(Siguen hablando.)

AZOFAIFA

(¿Qué colijo de este trance?

¿Por qué escuchando el romance

cayó con la pataleta?

¿Será acaso esa mujer

la que mató su ilusión?

Si es ella, la he de morder

la lengua y el corazón.)

(Se desliza y entra en la tienda de MAGDALENA.)

BERENGUELA

(Que le anda dando vueltas a DON MENDO, comiéndosele con los ojos.)

(Yo mesma decirle quiero

que por su boca estoy loca,

y que el coral de su boca

ha de besarme o me muero.)

MONCADA

(Detrás de DON MENDO, que continúa en el centro de la escena con los brazos cruzados y la vista en las nubes.)

¡Don Mendo!

[Pg 149]MENDO

(Estremeciéndose.)

Así no me llamo.

MONCADA

Vos sois don Mendo.

MENDO

¡Jamás!

BERENGUELA

(A DON MENDO, a media voz y comiéndoselo.)

¡Te amo, trovador! ¡¡Te amo!!

(Se separa de él.)

MONCADA

Pero Mendo, ¿qué las das?

MENDO

(¡La Reina!... Lo estaba viendo.)

ALFONSO

¡Señores, siga la danza!...

MENDO

(¡Qué cerca está la venganza,

la venganza de don Mendo!...)

(Telón.)

FIN DE LA JORNADA TERCERA


[Pg 150]

JORNADA CUARTA

La escena es una gran oquedad abovedada, perteneciente a una cantera o mina abandonada. En el fondo gran arco irregular que sirve de entrada. El telón de foro será una alegre y luminosa perspectiva de campo andaluz, con algún que otro pino frondoso en primer término.

Dentro ya de esta gran cueva habrá, a la derecha y en ochava, una cascada cuyas aguas corren hacia el foro. Sobre la cascada y como a dos metros de altura un agujero sobre las rocas por el que puedan asomarse dos personas. En primero y segundo términos del lateral derecha el arranque de dos galerías que se pierden en el lateral. Entre uno y otro algún macizo de zarzas donde pueda ocultarse una persona. En el lateral izquierda se inician tres de estas galerías, también practicables. Dichas galerías serán de altura y anchura distintas y alguna de ellas estará semioculta por los arbustos y malezas que crecen entre los riscos. Es de día. Luz intensa en el campo.

Al levantarse el telón entran en escena por el foro y guardando todo género de precauciones AZOFAIFA y ALÍ-FAFÉZ, un morazo muy mal encarado.

[Pg 151]ALÍ

¿Qué me quieres, Azofaifa,

que a tan lejano lugar

de mi tienda me conduces?

AZOFAIFA

Alí-Faféz, por Alá

te suplico que me ayudes.

ALÍ

¿Qué intentas, di?

AZOFAIFA

Castigar

a una cristiana maldita

a quien tengo por rival.

ALÍ

Si es cristiana, con mi brazo

puedes al punto contar;

que tanto mi pecho odia

a la infame cristiandad,

que si sangre de cristianos

corriera por el pinar

como corre por las rocas

ese puro manantial,

tal vez por lavarme en sangre

me llegaría a lavar.

[Pg 152]AZOFAIFA

Mucho les odias, Alí.

ALÍ

Y quisiera odiarles más,

que aunque fabrico babuchas

sé de memoria el Korán.

Dispón de mí.

AZOFAIFA

Sólo quiero

que oculto en el olivar

que ese camino bordea,

mediante alguna señal

me avises cuando se acerque

mi amo y señor el juglar

a quien sirvo.

ALÍ

¿Sólo es eso?

AZOFAIFA

Eso, Alí-Faféz, no más.

ALÍ

¿Y la señal?

AZOFAIFA

Un silbido.

ALÍ

¿Un silbido? ¿No creerá

[Pg 154]que le silbo, recordando

lo mal que suele trovar?

Ilustración

Azofaifa

AZOFAIFA

No lo creerá. Ve tranquilo.

ALÍ

¿Y tú, entretanto, qué harás?

AZOFAIFA

Entre esas piedras, oculta,

afilaré mi puñal.

Márchome, pues, por aquí,

y vete, Alí, ¡por Alá!

(AZOFAIFA hace mutis por la derecha primer término.)

ALÍ

¡Cristianos!... ¡Raza maldita!...

¡Aunque yo os finja amistad

y os venda rojas babuchas

de orillo y de cordobán,

os desprecio y abomino!...

(Viendo entrar por el foro a DOÑA BERENGUELA, seguida de la DUQUESA y la MARQUESA.)

¡Oh, señora!... ¡Majestad!...

(Se inclina hasta partirse el esternón y se va por el foro haciendo zalemas.)

[Pg 155]

BERENGUELA

Esta es la bella cueva que indiquéle

al lindo trovador que enloquecióme.

A recedal y a yerbaluisa huele,

como su puro aliento cuando hablóme.

Quiero que aquí mi boca le revele

todo lo que su amor me reconcome,

y le he de conceder, ¡tanto me embarga!

no ya un cuarto de hora, una hora larga.

DUQUESA

Ved, señora, que acaso sea imprudente

lo que hacéis al venir a aquesta cueva.

Esa pasión satánica y vehemente

que, justo es confesallo, en vos no es nueva,

paréceme importuna.

MARQUESA

(Con marcado acento catalán.)

Ciertamente.

Mi criterio también te lo reprueba,

que con nobles, tal vez, mas con pigmeos

no se deben tener tales flirteos.

Si el Conde de Provenza y Barcelona,

tu buen padre, a quien tanto te pareces,

viera cómo Cupido te aprisiona,

de ti renegaría cual mereces.

Repara que te juegas la corona;

[Pg 156]que estás buscando al gato los tres pieces

y que es, ¡oh reina!, torpe e insensato

el pretender buscar tres pies al gato.

BERENGUELA

No me enojes, marquesa de Tarrasa;

ya sé que no hago bien; pero el cuitado

es tan gentil, que su mirar abrasa.

¿Dónde viste doncel más bien formado?

Mi virtud ante él muere y fracasa.

¡Pecado quiero ser si él es pecado!...

que por un beso de su boca diera

cien coronas, cien vidas que tuviera.

MARQUESA

Loca estás a la fe.

BERENGUELA

(Malhumorada.)

¡Dejadme digo!

Por estas galerías discurramos

hasta oír la señal. Venid conmigo.

MARQUESA

A tu servicio, Majestad, estamos.

DUQUESA

Despacio caminad, que me fatigo.

BERENGUELA

(Por la primera galería de la izquierda.)

[Pg 157]

Entremos por aquí. Seguidme.

MARQUESA

Vamos.

(En cuanto ve un doncel como una rosa

lo escoge para sí; es una ansiosa.)

(Se van las tres por el sitio indicado. Por el foro entran en escena DON ALFONSO y MONCADA.)

ALFONSO

Este es el sitio, Moncada.

MONCADA

Bravo lugar, a fe mía;

hay en él frescor, poesía,

poca luz... y asaz velada.

Siempre te plació buscar

para tus hechos corruptos,

lugares un poco abruptos,

y no me debe extrañar;

que para amar, lo mejor

es lo más concupiscente:

al remanso de una fuente

el amor es más amor.

Y entre estos peñascos romos,

en este lugar perdido,

que semeja un bello nido

de ninfas, hadas y gnomos;

[Pg 158]en esta penumbra grata,

bajo esta bóveda oscura,

y oyendo cómo murmura

la limpia fuente de plata,

cualquier dicho gallofero

parecerá un verso adonio;

cualquier corcova, un Petronio,

y cualquier besugo, Homero.

ALFONSO

Hablas, Marqués, sabiamente,

cosa nada nueva en ti.

A la que yo aguardo aquí

ha de placerle este ambiente;

que es alma de dulce albura,

rosicler de Alejandría,

toda luz, gracia, poesía,

exquisitez y ternura.

Un bello ser delicado

que ignora lo que es maldad.

MONCADA

Es... Magdalena, ¿verdad?

ALFONSO

La misma.

MONCADA

(Estás apañado.)

[Pg 159]ALFONSO

Y me remuerde este exceso.

Temo que piense el marido

que por ser él mi valido

yo me he valido de eso.

Y aún más confuso me hallo,

por traicionar a mi esposa

que es dama tan virtuosa.

MONCADA

(Este rey es un caballo.)

ALFONSO

Pero cuando amor azota

y clava su dardo cruel,

tienen que rendirse a él

lo mismo el Rey que la Sota.

Y el dardo en esta ocasión

llegó al alma tan derecho,

que no sé ya si en el pecho

tengo dardo o corazón.

MONCADA

Creo, señor, que viene gente.

ALFONSO

Aún es temprano, aguardemos,

entremos y paseemos.

[Pg 160]MONCADA

Lo estimo asaz pertinente.

ALFONSO

Ve delante.

MONCADA

¡Nunca!

ALFONSO

Sí.

Que si hay peligro o tropiezo

debes tú cargar con eso

antes que me toque a mí.

MONCADA

Razón tienes en verdad

pues que tu vida es sagrada.

ALFONSO

Pues vamos presto, Moncada.

MONCADA

Vamos presto, Majestad.

(Hacen mutis por la izquierda último término.)

(Por el foro entran en escena, primero DON NUÑO y luego DON PERO. Este último con la espada desenvainada.)

[Pg 161]NUÑO

Pasad, don Pero, en buen hora,

y ese acero vengador

enfundad, que aún no ha llegado

al lugar de la traición

la que manchó vuestro nombre

y mi vida ensombreció.

PERO

(Enfundando la espada.)

¡Plegue al cielo que no tarde,

y plegue al santo patrón

San Ildefonso, que al vella

mis iras contenga yo;

que es mi cólera tan sorda

y es tan grande mi furor

que plegue a Dios, no le plegue

un golpe en el corazón

que se lo rompa en pedazos!

NUÑO

¡Don Pero, teneos, por Dios,

y habed calma!

PERO

(Despectivo.)

Un padre puede,

cuando se falta a su honor,

hablar de calma; un marido

[Pg 162]vilmente ultrajado, no.

La sangre de veinte Toros

presta a mi pecho calor;

y la sangre de los veinte

pídeme con recia voz

que lave, también con sangre,

la mancha de mi blasón.

NUÑO

(Con rabia.)

Si veinte fueron los Toros,

fueron pocos, vive Dios,

que para veinte, hay cien Mansos

cuya sangre llevo yo,

y los cien también me piden

que castigue ese baldón.

Comparad, Duque, quién puede

hablar más alto y mejor;

si los Toros o los Mansos:

si yo como padre o vos.

PERO

Me place escucharos.

NUÑO

¡Basta!

Venid. Este corredor

(Por la primera galería de la derecha.)

después de mil vueltas, lleva

[Pg 163]a aquel hueco. En él los dos

podremos ver sin ser vistos,

y cuando llegue el traidor

y con la traidora hable

de trovas y de pasión

saldremos y... ¡Dios les valga!

Vamos, noble Duque.

PERO

¡Allón!

(Se van por la primera galería de la derecha.)

RAMÍREZ

(Con MAGDALENA por la segunda galería de la izquierda.)

Gracias a Dios que se ve,

señora, que ese antro está

tan oscuro, que no sé

cómo con vos no quedé

perdida por siempre allá.

MAGDALENA

¿Oscuro dices? ¡Por Dios!

RAMÍREZ

Permitid que en ello insista.

¿No era oscuro para vos?

MAGDALENA

No tal.

[Pg 164]

RAMÍREZ

Entonces, las dos

no tenemos igual vista.

Porque aunque anduve con flema

tropecé, cosa en mi rara,

y ved, señora, qué exema.

(Le enseña un dedo.)

MAGDALENA

¡Jesús!...

RAMÍREZ

No estaría tan clara

cuando me he roto una yema.

Sin duda en vos el amor

es fuego que tanto alumbra,

que ha trocado a su sabor

en albores la penumbra,

y la sombra en resplandor.

Mas yo que nunca he sabido

lo que es la dicha de amar,

porque así plugo a Cupido,

y por tanto no he tenido

ocasiones de alumbrar,

cuando a sitio oscuro voy

mi pobre infortunio labro,

pues me ocurre lo que hoy

que voy, mas segura estoy

[Pg 165]de que al ir me descalabro.

(Silbido dentro.)

MAGDALENA

¡Cielos!...

RAMÍREZ

¡Silbaron!...

MAGDALENA

¡Qué horror!

RAMÍREZ

Temblor entróme al oirlo.

MAGDALENA

Asomaos, por favor.

(Se asoma al foro DOÑA RAMÍREZ.)

¡Dios santo! ¿Será algún mirlo

o será un reventador?

¿Veis algo?

RAMÍREZ

¡Por más que ojeo!...

MAGDALENA

Heme quedado de estuco,

doña Ramírez.

RAMÍREZ

¡Ya veo!

[Pg 166]MAGDALENA

¿Y es un mirlo como creo?

RAMÍREZ

No señora, que es un cuco.

¡El trovador!

MAGDALENA

¡Ah! ¡Por fin!

Idos.

RAMÍREZ

Claro está, señora.

¿Qué hago yo en este trajín?

MAGDALENA

Aguardad sólo una hora.

RAMÍREZ

Aunque sean dos. A mí... plin.

(Al hacer mutis por el foro, se encuentra con DON MENDO y le saluda ceremoniosamente. Vase.)

MENDO

Guárdeos Dios, pulida dama.

MAGDALENA

Y a vos, flor de la poesía,

que venís por dicha mía

adonde mi amor os llama.

[Pg 167]MENDO

(Señores, valiente arpía.)

MAGDALENA

Gracias os doy, trovador,

por atender mi cuidado

que es un cuidado de amor.

MENDO

¿Quién pudo haberos negado,

gran señora, tal honor?

MAGDALENA

Pues eres asaz cortés

ven aquí, pulcro trovero,

que voy, postrada a tus pies,

a explicarte cómo es

el amor con que te quiero.

(Sienta a DON MENDO sobre una piedra y se arrodilla a sus pies.)

¿Has visto cómo la flor

cuando despunta la aurora

abre sus pétalos tiernos

buscando luz en las sombras?

Pues así mi boca busca

el aliento de tu boca.

[Pg 168]AZOFAIFA

(Oculta entre los riscos y arbustos del primer término derecha.)

(Yo haré que tu boca infame

bese el polvo de tu fosa.)

MAGDALENA

¿Has visto cómo los ríos

buscan el mar con anhelo

para darle cuanto llevan

porque es el mar su deseo?

Pues así mis labios buscan

los suspiros de tu pecho.

AZOFAIFA

(Yo arrancaré de tus labios

los suspiros con mi acero.)

(Por el agujero del foro derecha, asoman DON NUÑO y DON PERO.)

MAGDALENA

¿Has visto cómo la luna

busca en el bosque frondoso

un lago de linfa clara

donde mirarse a su antojo?

Pues así mis ojos buscan

el espejo de tus ojos.

[Pg 169]PERO

Este puñal, ¡vive Cristo!

será quien tu fuego venza.

Vamos, que más no resisto.

NUÑO

¿Has visto qué sinvergüenza?

PERO

¡Vive Cristo, que lo he visto!

(Desaparecen.)

MENDO

(Levantándose.)

O yo mucho desvarío,

o alguien en la cueva habló.

MAGDALENA

Dices bien. Saber ansío...

MENDO

Aguardadme.

MAGDALENA

No; bien mío.

Soy capitán: iré yo.

(Hace mutis por la derecha primer término. AZOFAIFA se oculta.)

[Pg 170]

MENDO

(Viendo marchar a MAGDALENA.)

¡Aborto de Satanás!...

Dentro de poco sabrás

quién es el Marqués de Cabra,

que ahora me he dado palabra

de matarte y morirás.

(Mirando hacia la izquierda primer término.)

¡Mas qué es esto! ¿es ilusión?

(Viendo entrar a la Reina.)

¡La Reina! ¡Qué situación!...

BERENGUELA

(Cayendo a sus pies y tomándole una mano.)

¡Doncel, que eres ya mi vida,

mira a tus plantas rendida

a la Reina de León!

MENDO

(¡Malhaya sea la hora!...)

Alzad del suelo, señora.

BERENGUELA

Ante tan grande hermosura

esta ha de ser la postura

que yo adopte desde ahora.

MENDO

(Estaba por darla un lapo...

[Pg 171]Todas por mí como un trapo,

y con igual pretensión...

¡Ay, infeliz del varón

que nace, cual yo, tan guapo!)

Alzad, porque el suelo os mancha.

(La levanta.)

PERO

(Entrando con DON NUÑO, sigilosamente, por la derecha segundo término.)

¡Dejadme!

NUÑO

¡No!

PERO

¡Es mi revancha!

NUÑO

¡A mí toca!

PERO

¡Toca a mí!

NUÑO

¡Quieto, que es la Reina!

PERO

¡Sí!

¡La Reina! ¡Cielos, qué plancha!

NUÑO

El hierro con furia empuño.

[Pg 172]PERO

Volvamos al agujero.

NUÑO

¡Qué cosas se ven, don Pero!

PERO

¡Qué cosas se ven, don Nuño!

(Se van sigilosamente por la derecha segundo término.)

BERENGUELA

¡Trovador, ámame o muero!

AZOFAIFA

(¡Pues agora has de morir!)

(Se dispone a salir, pero al ver a la MARQUESA, que entra en escena por la izquierda primer término, se contiene.)

MARQUESA

(Muy asustada.)

¡Señora, acabo de oír

por aquesta galería

la voz del Rey, que decía

algo de vos! Hay que huir

en seguida, Majestad.

BERENGUELA

¡El Rey! ¡Qué contrariedad!

[Pg 173]MARQUESA

Venid, por Dios.

BERENGUELA

Allá voy.

(A DON MENDO.)

Ya sabéis en dónde estoy.

MENDO

Iré a buscaros.

MARQUESA

¡Pasad!

(Se va por la izquierda primer término DOÑA BERENGUELA. La MARQUESA, mirando rendidamente a DON MENDO, dice más catalanamente que nunca:)

¡Qué preciós, Mare de Deu!

No vi duncel más hermós

ni en Sitges, ni en Palamós,

ni en San Feliú... ni en Manlléu.

(Vase.)

AZOFAIFA

(Ella vuelve: escucharé.)

MAGDALENA

(Entrando en escena nuevamente.)

Nada vi. Nada encontré.

Sin duda el viento zumbó

[Pg 174]y eso fué lo que se oyó.

MENDO

El viento sin duda fué.

MAGDALENA

(Intentando abrazar a DON MENDO.)

¡Amor de mi vida!...

MENDO

(Sujetándola colérico.)

¡¡Basta!!

¡Que ya el furor me domina!

MAGDALENA

¡Cielos!

MENDO

¡Mujer asesina,

baldón de tu infame casta,

a quien mi pecho abomina!...

¡Mírame bien!...

MAGDALENA

(Asustada.)

¡No comprendo!

MENDO

¡Pálpame aquí, es bien sencillo!...

(Le lleva una mano a su coronilla.)

[Pg 175]MAGDALENA

(Horrorizada.)

¿Qué toco, Dios? ¿Qué estoy viendo?

¿Tú tienes un lobanillo

como el que tenía don Mendo?...

MENDO

(Remangándose y enseñándole el brazo izquierdo.)

¡Mira el recuerdo sagrado,

vestigios de diez combates!...

MAGDALENA

¡La cicatriz! ¡Mi bocado!...

(Como loca.)

¡Don Mendo! ¡Tú!... ¡No me mates!...

¡No me mates!...

(Cae desmayada en sus brazos.)

MENDO

¡Se ha privado!

AZOFAIFA

(Hice bien al suponer

que era esa infame mujer

la causa de su aflicción.

¡Oh! ¡Con qué gusto he de hacer

pedazos su corazón!)

[Pg 176]MENDO

Largo el desmayo va siendo.

PERO

(En el agujero.)

¡Ahora es ella! De ira enciendo

y a vengar mi afrenta voy.

NUÑO

Y yo también.

(Desaparecen.)

MAGDALENA

(Abriendo los ojos.)

¿Dónde estoy?

MENDO

En los brazos de don Mendo.

MAGDALENA

(Horrorizada.)

¡Cielos! ¡El emparedado

con vida!...

MENDO

¡Al cielo le plugo!...

¡Tiemble tu pecho menguado

que don Mendo se ha tornado

de emparedado en verdugo!

¡Y vas a morir, arpía!

¡Vas a morir sin tardanza!...

[Pg 177]MONCADA

(Precipitadamente, por la última galería de la izquierda.)

Huid, Marqués, por vida mía

que el Rey llega. Tu venganza

aplaza para otro día.

MAGDALENA

(¡Me he salvado!)

(Se parapeta tras de MONCADA.)

MENDO

(Puñal en mano amenazando a MAGDALENA.)

¡Muere!

MONCADA

¡Atrás!

MENDO

¡Marqués!

MONCADA

¡La defiendo yo!

MENDO

¡Te juro que morirás!

MONCADA

Más tarde la matarás,

pero con mi daga, no.

(Le arrebata el puñal y le señala imperiosamente [Pg 178]la primera galería de la izquierda. DON MENDO hace mutis por ella mordiéndose las manos.)

MAGDALENA

¡Gracias, Moncada!

MONCADA

(Con la mayor naturalidad.)

De nada.

MAGDALENA

Vuestro favor.

MONCADA

No es favor.

AZOFAIFA

(¡Un Marqués el trovador!

Azofaifa desgraciada...

¿En quién pusiste tu amor?)

(Entra DON ALFONSO por la izquierda, último término. MONCADA se inclina ante él reverenciosamente y hace mutis por el foro.)

ALFONSO

¡Oh, mi gentil Magdalena!

MAGDALENA

¡Oh, Rey, a quien tanto amo!

(Se abrazan.)

[Pg 179]ALFONSO

Siervo llámame y no rey,

que de ti soy tan esclavo

que morir quisiera agora

en la cárcel de tus brazos.

(Por último término de la derecha entran en escena espada en mano, DON NUÑO y DON PERO.)

PERO

¡Pues morirás, miserable,

en sus brazos y a mis manos!

(MAGDALENA da un grito y se separa del Rey. Este vuelve y mira altivo a DON NUÑO y DON PERO, que sofocan al verle una exclamación.)

ALFONSO

¡Hiéreme, Duque de Toro,

si tu valor llega a tanto!

(A DON PERO se le cae la espada de la mano.)

PERO

¡Por el ánima bendita

de mi abuelo el conde Alarco!...

¡Por los huesos de mis padres,

que fueron huesos de santos!...

¡Por los dioses de los cielos

y el satanás de los Antros!...

[Pg 180]¡Por las parcas guadañudas

y los monstruos y los trasgos,

que no sé cómo mis ojos

para siempre no cegaron

antes que ver lo que han visto

para su vergüenza y daño!...

¡Vos dando coba a mi esposa!

¡Vos mi escudo baldonando!

¡Vos, don Alfonso, mi Rey,

haciendo a mi honor agravio!...

¡Vos, a quien di en cuatro meses

cien pueblos, cuatro condados

y la sangre de mis venas

que derramé al tomar Baños!...

¡Ah, no! No es de rey tal hecho,

ni aun es siquiera de hidalgo;

el que como vos procede,

Majestad, es un villano.

ALFONSO

¡Detén, don Pero, la lengua

y detenga yo mi brazo,

porque de no detenello,

vive Dios, que te la arranco!

PERO

Nada puedo contra vos,

que estáis, Alfonso, muy alto:

[Pg 181]pero no quiero tampoco

vivir por vos deshonrado,

y antes que servir de burla,

de befa, mofa y escarnio,

ya que no puedo vengarme

de tal perfidia me mato.

(Saca una daga.)

¡Mirad cómo muere un Toro

por vos mismo apuntillado!

(Se clava la daga y cae en brazos de DON NUÑO. Todos lanzan un grito de horror.)

NUÑO

¡¡Cielos!!

MAGDALENA

¡¡Qué horror!!

PERO

(Agonizando.)

¡¡Magdalena!!

¡¡Yo te maldigo!!

ALFONSO

¡¡Qué espanto!!

MAGDALENA

¡¡Don Pero!!

NUÑO

¡¡Atrás, miserable!!...

(DON PERO hipa, ronca, se retuerce, se estremece y la diña.)

¡¡Muerto!!

[Pg 182]MAGDALENA

¡¡Muerto!!

ALFONSO

¡Desgraciado!

NUÑO

Feneció como un valiente.

ALFONSO

¿Mas con un solo pinchazo?...

NUÑO

El pinchazo, Majestad,

estaba en todo lo alto.

ALFONSO

¿Pero quién pudo decirle?...

¿Quién pudo, di, traicionarnos?

¿Lo sabes tú?

MAGDALENA

¡Sí, lo sé!

ALFONSO

¿Quién fué? Responde...

MAGDALENA

Renato;

ese trovador maldito

que de mi está enamorado,

y como yo despreciéle

[Pg 183]llevó tal venganza a cabo.

¡Por el amor que me tienes,

oh, Rey don Alfonso, matalo!

NUÑO

¡Calla, hija maldita!

MAGDALENA

¡Padre!

NUÑO

¡Maldita, sí!

ALFONSO

¡Reportaos!

NUÑO

Como padre, Rey Alfonso,

puedo por mi honor velando,

castigar a la perjura

que mi nombre ha deshonrado.

Esa pérfida, sabello,

hora es ya de confesallo,

burló a su esposo con vos,

os burló a vos con Mendaro,

a Mendaro con el Conde

de Velilla de Montarco.

Ella citó al trovador

aquí mesmo, y en sus brazos

cayó rendida ha un instante.

Ved, señor, si bien no hago

[Pg 184]castigando sus traiciones

y su infamia castigando.

MAGDALENA

¡Miente, Alfonso!

ALFONSO

¡Que es tu padre!

MAGDALENA

¡Miente mi padre cuitado!

¡Por nuestro amor te lo juro!

NUÑO

(Espada en mano queriendo matarla.)

¡Ah, miserable! ¡Quitaos!

ALFONSO

(Cubriendo con su cuerpo el de MAGDALENA.)

¡¡Quieto!!

(Saca su espada.)

NUÑO

(Furioso.)

¡Rey, que no respondo!

AZOFAIFA

¡Basta!

NUÑO

¡No!

ALFONSO

¡Don Nuño!

[Pg 185]NUÑO

¡Paso!

ALFONSO

¡Es la mi dama!

NUÑO

¡Pues muere!

ALFONSO

¡Muere tú, desventurado!

(Luchan.)

MAGDALENA

(Gritando hacia el fondo.)

¡Socorro! ¡Doña Ramírez!...

(DON ALFONSO hiere a DON NUÑO.)

NUÑO

¡¡Ah!!

(Se lleva una mano al pecho y deja caer la espada.)

¡¡Muero!!

(Cae moribundo.)

MAGDALENA

(Acudiendo a él como loca.)

¡¡Padre!!

ALFONSO

(Horrorizado.)

¡Dejadlo!

[Pg 186]NUÑO

(Agonizando.)

¡Maldita!... ¡¡Maldita seas!!...

(Muere.)

MAGDALENA

¡¡Me maldijo!!... ¡¡Cielo santo!!

(Queda arrodillada junto al cadáver de DON NUÑO.)

(Por el foro entran precipitadamente DOÑA RAMÍREZ, MONCADA y ALÍ-FAFÉZ.)

MONCADA

¿Qué sucede?

RAMÍREZ

¡Magdalena!...

¡Cielos! ¿Privado el Privado?

MONCADA

¡Majestad!

ALFONSO

¡Moncada amigo!...

RAMÍREZ

(Cayendo de rodillas al lado de MAGDALENA.)

¡Conde!... ¡Don Nuño!... ¡¡Mi amo!!...

ALÍ

¡Muertos los dos!

MONCADA

¡Ambos muertos!

[Pg 187]ALFONSO

¡Dios lo quiso!

MONCADA

¡Sea loado!

AZOFAIFA

(Surgiendo de repente puñal en mano.)

¡Rey de Castilla y León,

Rey asesino y tirano

que con espada o sin ella

das muerte a Toros y a Mansos!...

¡Por Alá, que es el Dios mío,

por el Dios de los cristianos,

por doña Urraca, tu madre,

que fué de virtud dechado,

y por Raimundo Borgoña,

tu padre, juro y declaro,

que es verdad cuanto te dijo

ese viejo infortunado,

espejo de nobles frentes

y de pechos fijosdalgos!

Esa mujer, mal nacida,

es la pérfida que antaño

para casar con don Pero

engañó a don Mendo.

MAGDALENA

(Levantándose.)

¡Falso!

[Pg 188]AZOFAIFA

Don Mendo es el trovador

a quien ella ha denunciado

vilmente, porque le teme.

MAGDALENA

¡Calla, víbora!

AZOFAIFA

¡No callo!

MAGDALENA

¿Sales de la zarza, mora,

para cebarte en mi daño?

AZOFAIFA

Salgo para hacer justicia,

y he de hacella por mi mano.

ALFONSO

Prueba, mora, lo que dices,

y si no logras probarlo,

el verdugo tu cabeza

cortará de un solo tajo.

AZOFAIFA

¡Yo lo probaré!

ALFONSO

¡Aquí mesmo!

[Pg 189]AZOFAIFA

Aquí mesmo, Rey menguado,

que al calor de mi conjuro

hará la Parca un milagro.

(Revolviéndose y trazando en el aire con su puñal lineas y signos.)

¡¡Alcalajá, salujó!!

¡¡Belimajé, talají!!

¿Es ella culpable?

NUÑO y PERO

(Incorporándose como movidos por un resorte y diciendo lúgubremente, sin abrir los ojos.)

¡¡Sí!!

AZOFAIFA

¿Debo perdonalla?

NUÑO y PERO

(Como antes.)

¡¡No!!

(Vuelven a tumbarse. Todos retroceden horrorizados.)

AZOFAIFA

(Clavando su puñal en el pecho de MAGDALENA.)

¡Baldón de mujeres, muere!

[Pg 190]MAGDALENA

¡Ay, mi madre; muerta soy!

(Cae en brazos de DON ALFONSO, que cuidadosamente la deposita en el suelo. DOÑA RAMÍREZ sofoca también un grito y cae en brazos de ALÍ-FAFÉZ, que también la deja en el suelo como sin vida.)

MONCADA

(A AZOFAIFA.)

¡A segar tu cuello voy!

AZOFAIFA

¡Hiere, castellano, hiere!

ALFONSO

¡¡Mi Magdalena!!... ¡¡Qué horror!!

¡Muerta!... ¡Magdalena mía!...

MONCADA

(A DON ALFONSO.)

Oigo en esa galería

de unas voces el rumor.

¡Ocultaos!

ALFONSO

¡Ay de mí!

¡Qué horrible trance, Marqués!

[Pg 191]MONCADA

Cierta mi sospecha es;

el ruido viene hacia aquí...

¡Pronto!

ALFONSO

¡Vamos!

MONCADA

¿Quién será?

(Medio se ocultan en el momento en que entran en escena, por la primera galería de la izquierda DOÑA BERENGUELA con DON MENDO, seguidos de la MARQUESA y la DUQUESA. DOÑA BERENGUELA y DON MENDO vienen del brazo, y derretidísimos.)

MENDO

Berenguelilla, tutéame,

y si te place, osculéame

en las dos mejillas.

ALFONSO

(Surgiendo lívido.)

¡¡Ah!!

¡¡Miserable!!

MENDO

¡¡Cielos!!

[Pg 192]BERENGUELA

¡¡Oh!!

(Cae desmayada y acuden a sostenerla la MARQUESA y la DUQUESA.)

MENDO

(¡El rey don Alfonso, sí!)

ALFONSO

¡Mátalo, Moncada!...

AZOFAIFA

(Resguardándolo con su cuerpo.)

¡No!

¡Primero, Marqués, a mí!

MENDO

¡Azofaifa!...

AZOFAIFA

¡Mendo amado!

¡Mira!

MENDO

¡Sangre! ¡Dios clemente!...

AZOFAIFA

A la que nubló tu frente

con esta daga he matado.

MENDO

(Como loco.)

¡Magdalena!... ¡Nuño!... ¡Pero!...

[Pg 193]¿Qué has hecho, maldita mora?

¿En quién me vengo yo ahora?

AZOFAIFA

¡Clava en mis carnes tu acero!...

¡Sacia tu venganza en mí

si no has de quererme ya!

¡Hiere, Mendo, por Alá!

MENDO

¡Qué por Alá: por aquí!

(Le clava el puñal. Cae AZOFAIFA muerta.)

MONCADA

¡Otra muerte! ¡Cielo santo!

MENDO

(Riendo locamente.)

¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!...

MONCADA

¡La razón perdido ha!

ALFONSO

¡Qué espanto, Marqués, qué espanto!

FROILÁN

(Dentro.)

Majestad.

[Pg 194]ALFONSO

Aquí, Velloso.

FROILÁN

(Entrando por el foro con DON LOPE, DON LUPO, MANFREDO, DON GIL, etc., etc.)

¿Qué es aquesto?

MONCADA

¡Un panteón!

ALFONSO

(Por DON MENDO.)

¡Sujetadle!

MENDO

¡Fuera ocioso!

¡Ved cómo muere un león

cansado de hacer el oso!

(Se clava el puñal y cae en brazos de MONCADA y de FROILÁN.)

MANFREDO

¡Qué puñalada!

MONCADA

¡Tremenda!

¡Infeliz, se está muriendo!

[Pg 195]

MENDO

(Agonizando.)

Sabed que menda... es don Mendo,

y don Mendo... mató a menda.

(Muere.)

(Telón.)

FIN DE LA CARICATURA


[Pg 197]

Obras de Pedro Muñoz Seca.

Las guerreras, juguete cómico-lírico. Música del maestro Manuel del Castillo.

El contrabando, sainete. (Décima edición.)

De balcón a balcón, entremés en prosa. (Tercera edición.)

Manolo el afilador, sainete en tres cuadros. Música de los maestros Barrera y Gay.

El contrabando, sainete lírico. Música de los maestros José Serrano y José Fernández Pacheco. (Sexta edición.)

La casa de la juerga, sainete lírico en tres cuadros. Música de los maestros Quinito Valverde y Juan Gay.

El triunfo de Venus, zarzuela cómica en cinco cuadros. Música del maestro Ruperto Chapí.

Una lectura, entremés en prosa. (Segunda edición.)

Celos, entremés en prosa. (Segunda edición.)

Las tres cosas de Jerez, zarzuela en cuatro cuadros. Música del maestro Amadeo Vives.

El lagar, zarzuela en tres cuadros. Música de los maestros Guervós y Carbonell.

A prima fija, entremés en prosa.

El niño de San Antonio, sainete lírico en tres cuadros. Música del maestro Saco del Valle.

Floriana, juguete cómico en cuatro actos, adaptado del francés.

Los apuros de Don Cleto, juguete cómico en un acto.

Mentir a tiempo, entremés en prosa.

[Pg 198]

El naranjal, zarzuela cómica en un acto y un solo cuadro. Música del maestro Saco del Valle.

Don Pedro el Cruel, zarzuela cómica en un acto y un solo cuadro. Música del maestro Saco del Valle.

El fotógrafo, juguete cómico en un acto.

El jilguerillo de los Parrales, sainete en un acto.

La neurastenia de Satanás, zarzuela cómica en cinco cuadros. Música de los maestros Saco del Valle y Foglietti.

Mari-Nieves, zarzuela en cuatro cuadros. Música del maestro Saco del Valle.

Tentaruja y Compañía, pasillo con música del maestro Roberto Ortells.

¡Por peteneras! sainete lírico. Música del maestro Rafael Calleja. (Segunda edición.)

La canción húngara, opereta en cinco cuadros. Música del maestro Pablo Luna.

La mujer romántica, opereta en tres actos, adaptación española.

El medio ambiente, comedia en dos actos.

Coba fina, sainete en un acto. (Segunda edición.)

Las cosas de la vida, juguete cómico en dos actos. (Segunda edición.)

La nicotina, sainete en prosa.

Trampa y cartón, juguete cómico en dos actos. (Tercera edición.)

La cucaña de Solarillo, zarzuela en un acto. Música del maestro Pablo Luna.

El modelo de Virtudes, juguete cómico en dos actos.

López de Coria, juguete cómico en dos actos.

El bien público, sátira en dos actos.

El milagro del santo, entremés en prosa.

El incendio de Roma, juguete cómico con música del maestro Barrera.

El pajarito, comedia en dos actos.

El paño de lágrimas, juguete cómico en dos actos.

Fúcar XXI, disparate cómico en dos actos.

[Pg 199]

Pastor y Borrego, juguete cómico en dos actos. (Segunda edición.)

La niña de las planchas, entremés lírico.

Cachivache, sainete lírico. Música del maestro Rafael Calleja.

Naide es na, sainete en un acto y tres cuadros. Música del maestro Taboada Steger.

El roble de «la Jarosa», comedia en tres actos.

La frescura de Lafuente, juguete cómico en tres actos. (Segunda edición.)

La casa de los crímenes, juguete cómico en un acto. (Segunda edición.)

La perla ambarina, juguete cómico en dos actos.

La Remolino, sainete en un acto. (Segunda edición.)

Lolita Tenorio, comedia en dos actos.

Los que fueron, entremés en prosa.

La escala de Milán, apropósito.

La conferencia de Algeciras, apropósito.

El verdugo de Sevilla, casi sainete en tres actos y en prosa. (Cuarta edición.)

Doña María Coronel, comedia en dos actos. (Segunda edición.)

El Príncipe Juanón, comedia dramática en tres actos y en prosa.

El último Bravo, juguete cómico en tres actos. (Segunda edición.)

La locura de Madrid, juguete cómico en dos actos.

Hugo de Montreux, melodrama en cuatro actos.

El marido de la Engracia, sainete en un acto, dividido en tres cuadros, en prosa, música de los maestros Barrera y Taboada Steger.

La traición, melodrama en tres actos.

Los cuatro Robinsones, juguete cómico en tres actos y en prosa.

Adán y Eváns, monólogo.

El rayo, juguete cómico en tres actos y en prosa. (Cuarta edición.)

[Pg 200]

El sueño de Valdivia, sainete en un acto. (Segunda edición.)

Albin-Melén, obra de pascuas en dos actos, divididos en cuatro cuadros, música del maestro Calleja.

El último pecado, comedia en tres actos y un epílogo. (Segunda edición.)

John y Thum, disparate cómico-lírico-bailable en dos actos, divididos en seis cuadros. (Segunda edición.)

Los rifeños, entremés en prosa.

El voto de Santiago, comedia en dos actos. (Segunda edición.)

El teniente alcalde de Zalamea, juguete cómico en un acto.

De rodillas y a tus pies, entremés.

La casona, comedia dramática en dos actos.

Los pergaminos, juguete cómico en tres actos. (Segunda edición.)

Garabito, chascarrillo en prosa.

La barba de Carrillo, juguete cómico en tres actos. (Tercera edición.)

La fórmula 3 K³, disparate en un acto. (Segunda edición.)

Las famosas asturianas, comedia en tres actos de Lope de Vega. Refundición.

La venganza de Don Mendo, caricatura de tragedia en cuatro jornadas, original, escrita en verso, con algún que otro ripio. (Tercera edición.)

La verdad de la mentira, comedia en tres actos. (Segunda edición.)

Un drama de Calderón, juguete cómico en dos actos. (Segunda edición.)

Trianerías, sainete en dos actos, divididos en seis cuadros, con ilustraciones musicales de Amadeo Vives.

Los planes de Milagritos, apunte de sainete.

Las verónicas, juguete cómico-lírico en tres actos, música de Amadeo Vives.

La Tiziana, entremés con música de Manuel Font.

[Pg 201]

El mal rato, paso de comedia.

Faustina, juguete cómico en tres actos. (Tercera edición.)

La razón de la locura, comedia gran guiñolesca en tres actos. (Tercera edición.)

Los amigos del alma, juguete cómico en dos actos. (Tercera edición.)

El colmillo de Buda, juguete cómico en tres actos y en prosa. (Segunda edición.)

El condado de Mairena, comedia en tres actos y en prosa. (Tercera edición.)

Pepe Conde o El mentir de las estrellas, sainete en seis cuadros, dispuestos en dos actos. (Tercera edición.)

La plancha de la Marquesa, juguete cómico en un acto y en prosa. (Segunda edición.)

Martingalas, juguete cómico en dos actos. (Tercera edición.)

El clima de Pamplona, juguete cómico en tres actos. (Segunda edición.)

La mujer, paso de comedia.

Sanjuán y Sampedro, entremés en prosa. (Segunda edición.)

Trampa y cartón, juguete cómico en dos actos. Refundición hecha para zarzuela, con música del maestro Taboada Steger.

Los misterios de Laguardia, juguete cómico en tres actos.

La cartera del muerto, comedia dramática en tres actos.

Cuentos y cosas, colección de cuentos, entremeses y monólogos.

[Pg 202]


[Pg 203]

EXTRACTO DEL CATÁLOGO

Antón del Olmet (Luis) y García Garraffa (Arturo).—Los Grandes Españoles: Galdós, 2 pesetas.

 —  Echegaray, 2 pesetas.

 —  Maura, 4 pesetas.

 —  Canalejas, 4 pesetas.

 —  Moret, 4 pesetas.

 —  Menéndez y Pelayo, 4 pesetas.

 —  Alfonso XIII, dos tomos, 8 pesetas.

Aponte (Adolfo).—Paisajes de almas, poesías, 3,50 ptas.

 —  Canciones remotas, 3 pesetas.

Aranáz Castellanos (M.).—Cuadros vascos.—1.ª serie: Cachalote, tercera edición, 3 pesetas.

 —  2.ª serie: El «prosedimiento», tercera edición, 3 pesetas.

 —  3.ª serie: «Garrafón» en el convento, tercera edición, 4 pesetas.

 —  4.ª serie: La vida «se» es sueño, segunda edición 4 pesetas.

 —  Begui-eder. Nuestra Señora de los ojos hermosos, novela vasca, segunda edición, 4 pesetas.

Argüello (Santiago).—De tierra... cálida, poesías, 3 ptas.

Bazin (René).—Donaciana, novela, 3 pesetas.

Benavente (Jacinto).—La gata de Angora, comedia en cuatro actos, 2 pesetas.

 —  Los intereses creados y La ciudad alegre y confiada. Un tomo, encuadernado en tela, 2 pesetas.

Buendía Manzano (Rogelio).—El poema de mis sueños, poesías, 3 pesetas.

 —  Del bien y del mal, poesías, 3 pesetas.

 —  Nácares, poesías, 2 pesetas.

Bueno (Manuel).—Almas y paisajes, cuentos, 2,50 pesetas.

Cadenas (José Juan).—La corte del Kaiser. Un año en Alemania, 3 pesetas.

Castro (Cristóbal de).—El amor que pasa, poesías, 3 ptas.

Cuesta (Miguel de la).—Un mundano (novelas de costumbres aristocráticas), segunda edición, 3,50 pesetas.

 —  El doctor de moda (pasiones del gran mundo), novela, tercera edición, 4 pesetas.

[Pg 204]

Cuesta (Miguel de la).—María del Mar, novela, 4 pesetas.

Ciro Bayo.—Con Dorregaray. Una corrida por el Maestrazgo, 3 pesetas.

 —  Los Marañones (leyenda áurea del Nuevo Mundo), 3 pesetas.

 —  El peregrino entretenido, viaje romancesco, segunda edición, 4 pesetas.

 —  Orfeo en el infierno, novela, 3,50 pesetas.

 —  Los Césares de la Patagonia (leyenda áurea del Nuevo Mundo), 3 pesetas.

 —  Lazarillo español (guía de vagos en tierras de España) por un peregrino industrioso, novela premiada por la «Real Academia Española», segunda edición, 4 pesetas.

Darío (Rubén).—Obras escogidas: Tomo I. Estudio preliminar, por Andrés González Blanco, 3,50 pesetas.

 —  Tomo II. Prosa, 3,50 pesetas.

 —  Tomo III. Poesía, 3,50 pesetas.

 —  Poema del Otoño y otros poemas, 3,50 pesetas.

 —  Viaje a Nicaragua, 4 pesetas.

Fernández Flórez (W.)—Volvoreta (novela premiada en el concurso del Círculo de Bellas Artes), cuarta edición, 4 pesetas.

 —  Silencio, novelas, segunda edición, 4 pesetas.

 —  Acotaciones de un oyente, 4 pesetas.

 —  Las gafas del diablo (obra premiada por la Real Academia Española), tercera edición, 4 pesetas.

 —  Ha entrado un ladrón, novela, tercera edición, 5 pts.

González Anaya (Salvador).—Rebelión, novela, segunda edición, 4 pesetas.

 —  La sangre de Abel, novela, segunda edición, 4 pesetas.

 —  El castillo de irás y no volverás, novela, 5 pesetas.

Hernández Catá (Alfonso).—El placer de sufrir, novela, 4 pesetas.

Hernández Mir (Guillermo).—El patio de los naranjos (novela laureada con el premio GREGORIO PUEYO), 4 pesetas.

Oteyza (Luis de).—Brumas, poesías, 2 pesetas.

 —  Baladas, poesías, 2 pesetas.

 —  En tal día... (1.ª serie) 3,50 pesetas.

 —  En tal día... (2.ª serie), 4 pesetas.

 —  Galería de obras famosas, 3,50 pesetas.

 —  Las mujeres de la literatura, 3,50 pesetas.

 —  Frases históricas, 3,50 pesetas.

 —  Animales célebres, 3,50 pesetas.


[Pg 205]

OBRAS DE AUTORES GALLEGOS

Alvarez (Basilio).—El libro del periodista, 3 pesetas.

 —  Abriendo el surco, 5 pesetas.

Antón del Olmet (Luis).—El libro de la vida bohemia, 3,50 pesetas.

 —  Lo que han visto mis ojos, 3,50 pesetas.

 —  El encanto de sus manos, novela, 2 pesetas.

 —  Hieles, 3 pesetas.

 —  El veneno de la víbora, 3 pesetas.

 —  Mi risa, 3,50 pesetas.

 —  Corazón de leona, 3 pesetas.

 —  Nuestro abrazo a Portugal, 2,50 pesetas.

 —  Espejo de los humildes, 3,50 pesetas.

 —  Tierra de promisión, 4 pesetas.

Boveda (Javier).—Epistolario romántico y espiritual, 3 pesetas.

Bugallal (Javier).—Las emociones sencillas, poesías, 3 ptas.

Camba (Francisco).—Camino adelante, novela, 2 pesetas.

 —  Los nietos de Icaro, novela, 3,50 pesetas.

 —  El amigo Chirel, novela, 3,50 pesetas.

 —  La revolución de Laíño, novela, 4 pesetas.

Camba (Julio).—Alemania, 3,50 pesetas.

Canitrot (Prudencio).—Cuentos de abades y de aldea, 3 pesetas.

 —  Ruinas, novela, 2 pesetas.

 —  Suevia, cuentos, 3,50 pesetas.

 —  Rías de ensueño, 3 pesetas.

 —  La luz apagada, 3,50 pesetas.

Casanova (Sofía).—El cancionero de la dicha, poesías, 3 pesetas.

 —  Exóticas, 2,50 pesetas.

 —  El pecado, novela, 2 pesetas.

[Pg 206]

Castro (Rosalía de).—Obras completas. Tomo I. En las orillas del Sar, poesías, 3,50 pesetas.

 —  Tomo II. Cantares gallegos, 3,50 pesetas.

 —  Tomo III. Follas novas, poesías, 3,50 pesetas.

 —  Tomo IV. El caballero de las botas azules, novela, 3,50 pesetas.

Curros Enríquez (M.).—Obras completas. Tomo I. Aires d’a miña terra. O divino sainete. Poesías gallegas, 3 pesetas.

 —  Tomo II.—El maestre de Santiago. El Padre Feijóo. Poesías escogidas, 3 pesetas.

 —  Tomo III.—Cartas del Norte. La condesita. Poesías escogidas, 3 pesetas.

 —  Tomo IV.—Paniagua y Compañía. El último papel. Hijos ilustres de Galicia. Artículos escogidos, 3 pesetas.

 —  Tomo V.—La lira lusitana. La señorita de aldea. De mi álbum. Artículos y poesías, 3 pesetas.

 —  Tomo VI.—Eduardo Chao, 3 pesetas.

Dato Muruais (Filomena).—Folletos.

 —  Fe, poesías religiosas.

Fernández Flórez (Wenceslao).—La tristeza de la paz, novela, 2 pesetas.

 —  Volvoreta, novela, 3,50 pesetas.

 —  Acotaciones de un oyente, 1.ª serie, 4 pesetas.

 —  Silencio, novela, 4 pesetas.

 —  Las gafas del diablo. (Obra premiada por la Real Academia Española). 2.ª edición, 4 pesetas.

Insúa (Alberto).—Los días mejores, 2 pesetas.

Linares Rivas (Manuel).—Cuentos de amor y de amores, 3,50 pesetas.

López Aydillo (Eugenio).—País de abanico, teatro de ensueño, 2 pesetas.

 —  Las mejores poesías gallegas, 3,50 pesetas.

Murguía (Manuel).—Desde el cielo, 2 pesetas.

 —  Historia de Galicia, 4 tomos, 40 pesetas.

 —  Don Diego Gelmírez, 4 pesetas.

[Pg 207]

 —  En prosa, 2 pesetas.

Nan de Allariz (Alfredo).—Fume de palla, poesías gallegas, 3 pesetas.

 —  A golpes de hacha, poesías, 3 pesetas.

Pérez Lugín (Alejandro) y Linares Rivas (Manuel).—La Casa de la Troya. (Adaptación escénica.) 4 ptas.

Puga (Manuel María), Picadillo.—Pote aldeano, 2 pesetas.

Sald Armesto (Víctor).—La leyenda de Don Juan, orígenes poéticos del Burlador de Sevilla y Convidado de piedra, 4 pesetas.

Solá (Jaime).—Anduriña, novela, 3,50 pesetas.

Valcarce (Javier).—Poemas de la prosa, 3 pesetas.

 —  Romancero prosaico, 3 pesetas.

Valle Inclán (Ramón del).—Cofre de sándalo, novela, 3,50 pesetas.

 —  El marqués de Bradomín, novela, 3,50 pesetas.

 —  Romance de lobos, novela, 3,50 pesetas.

 —  Sonata de primavera, 4 pesetas.

 —  Sonata de estío, 4 pesetas.

 —  Sonata de otoño, 4 pesetas.

 —  Sonata de invierno, 4 pesetas.


ÍNDICE

Reparto 5
Jornada primera 9
Jornada segunda 54
Jornada tercera 98
Jornada cuarta 150
Obras de Pedro Muñoz Seca 197
Extracto del catálogo 203
Obras de autores gallegos 205

LISTA DE ILUSTRACIONES

Don Nuño 11
Magdalena 25
Bertoldino 41
D.ª Ramírez 57
Don Mendo 73
Don Pero 89
El marqués de Moncada 105
D.ª Berenguela 121
Alfonso VII 137
Azofaifa 153

Nota de transcripción